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Drac Inca y Bilbao Basket trasladan a la competición regular (18.30 horas) la semifinal de la Copa Príncipe de Asturias que protagonizarán dentro de seis días. Los gualdinegros precisan de una victoria para mantener la renta adquirida frente al Ciudad de Huelva y para no perderse en el pozo de la clasificación. Los resultados de la jornada no han sido nada positivos para el conjunto de es Raiguer, que como local lleva desde el 17 de noviembre sin conocer la derrota, un aspecto muy a tener en cuenta en los albores de la Copa. Xavi Sastre tendrá también una extraordinaria oportunidad para conocer más de cerca la realidad de un Bilbao que se presenta como la auténtica revelación de la temporada, y que de la mano de Txus Vidorreta se ha acomodado entre los más regulares de la LEB. El preparador mallorquín tiene a toda la plantilla al máximo rendimiento para alimentar un poco más las ilusiones de una grada que vive con impaciencia la aparición de los tres mejores conjuntos de la primera vuelta en la que será la gran fiesta del baloncesto balear.

Bilbao Basket no puede descuidarse ante un conjunto de la parte baja, pues el trabajo realizado durante dieciocho jornadas da poco a poco sus frutos y los vizcaínos se han consolidado como un bloque sólido en todos los aspectos. La gran duda de Vidorreta es la presencia de Javier Salgado. El base y director de juego del Bilbao preocupa en las horas previas y será complicado su concurso al máximo, lo que juega a favor de un Drac Inca necesitado de una reválida ante un grande. Pese a todo, Txus Vidorreta cuenta con un amplio catálogo de jugadores entre los que escoger.

Rubén Quintana sería el sustituto de Salgado y el resto del cinco está sujeto a las combinaciones que pueda realizar el preparador vasco. Hombres como Isma Torres, José Luis Fernández, Tiago Splitter -pretendido este verano por el Drac Inca- o Mark Poag pueden hacer mucho daño bajo los tableros, pero es el bloque la gran preocupación de Xavi Sastre, que ha trabajado durante la semana para neutralizar las virtudes del Bilbao y para concienciar a la plantilla de la necesidad de dejar de lado la Copa y poner las miras en el gran objetivo que la entidad se ha planteado para lo que resta de competición, evitar las eliminatorias por el descenso y, si esta meta no se alcanza, hacerse con el factor cancha en vistas a un enfrentamiento dramático a cinco partidos.