Seis finales, seis partidos definitivos. Esto es lo que debe
afrontar el Real Mallorca de aquí a que finalice el campeonato
regular el próximo 22 de junio. El equipo ha tomado contacto con
las zonas UEFA de la clasificación y, a expensas de lo que pueda
suceder en la final de Copa, el equipo rojillo quiere asegurarse
Europa por la primera vía, es decir, quedando entre los seis
primeros en la tabla clasificatoria.
Asensio Mosbah, el máximo accionista del club, pidió a los
jugadores que una vez conseguida la salvación matemática, el claro
objetivo era ahora meterse en Europa. La Champions es inviable,
pero no así la UEFA, aunque hay un nutrido grupo de equipos que
pujan por arrebatar las posiciones que ahora están ocupando
Valencia y Mallorca. El once de Manzano jugará cuatro de los seis
partidos en casa, ante la Real, Rayo, Sevilla y Málaga, y dos
fuera, en Barcelona y Huelva.
Ninguno de estos equipos llega a este final de Liga como un
simple espectador de excepción y todos se juegan mucho. Dos el
descenso -Rayo y Recre-, tres la UEFA -Sevilla, Málaga y Barcelona-
y uno la Liga, la Real Sociedad. Precisamente el conjunto
donostiarra es el próximo rival de los mallorquinistas en Son Moix
y el enfrentamiento ante el once balear es para ellos un hándicap
difícil de superar. Hay que tener en cuenta que el conjunto
blanquiazul no está fino en esta segunda vuelta ya que acumula un
total de cinco derrotas. Esas estadísticas negativas contrastan con
la fortaleza de los guipuzcoanos en Anoeta, principal argumento y
motivo para el optimismo de cara a conseguir el título liguero, y
es que la Real lleva ya 14 meses sin perder en San Sebastián.
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