El peso del atletismo ibicenco dentro del panorama balear es cada
vez más importante. Uno de los nombres más representativos es el de
Mario Avellaneda. El marchador es uno de los especialistas con
mayor progresión en las últimas temporadas y quiere obtener el
billete a Atenas después de llevarse un disgusto tras obtener la
sexta plaza en la Copa del Europa del año 2000. En aquella
oportunidad, Mario consiguió la marca mínima para tomar parte en
los Juegos Olímpicos, pero al final su sueño se vio frustrado, por
lo que trabaja más si cabe para aprobar esta asignatura
pendiente.
Especialista en las largas distancias, ha logrado tres metales,
bronces para ser más concretos, en el Campeonato de España de
cincuenta kilómetros marcha. En los últimos años, Mario ha
entrenado en Barcelona, donde sus estudios de Historia le han
ocupado también buena parte de su tiempo, aunque el marchador
pitiuso ha sabido compatibilzarlos con otra de sus grandes
pasiones, el atletismo. Para Mario, obtener un Mundial sería lo
máximo, siempre al margen de lo que sería un oro olímpico, el mayor
premio que puede recibir un deportista tras el duro trabajo de
cuatro años. Durante ese largo período de tiempo, Avellaneda echó
de menos su Eivissa natal, el lugar en el que empezó a practicar el
atletismo y la marcha en concreto.
Sus entrenamientos, practicamente diarios, se basan en sesiones
de entrenamientos en las que realiza series de cuatrocientos y
trescientos metros, sin dejar de lado las subidas por duras
cuestas. Mario recuerda con nostalgia los entrenamientos por
Montjuic, una ascensión que conoce a la perfección y que es uno de
los lugares más habituales dentro del plan de trabajo del atleta
ibicenco, que es sin lugar a dudas el mejor especialista dentro de
la modalidad dentro de la dimensión ibicenca, marco que se amplía
al resto del archipiélago.
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