RIVAS FUTURA (16+16+26+20):Irene Herradas (11), Laura Villaescusa (16), Patricia Alonso (0), Emma Bezos (22), Cintia Luz (16) -cinco inicial- Mireia Bargalló (2), Leticia Contreras (11) y Silvia Brincat (0).
23 de 42 en tiros de dos puntos, 6 de 13 en triples y 14 de 19 en tiros libres. 40 rebotes (27 defensivos y 13 ofensivos) y 14 faltas.
OLIS SÓLLER (23+17+16+16):Raquel Sánchez (21), Anthoula Papailia (12), Meritxell Gallego (8), Marie Vicente (7), Patricia Da Silva (24) -cinco inicial- y Elena García.
Àrbitros:Palenzuela y Carpallo (Castilla La Mancha). Sin eliminadas.
David Hernández|MADRID
Olis Sóller perdió el tercer y definitivo encuentro de las semifinales de la Liga Femenina 2 y se despide de esta forma del sueño de un ascenso que se mantuvo casi hasta el final. Tras un primer tiempo casi perfecto de las chicas de Miquel Ballester -ocho puntos de ventaja al descanso-, el tercer cuarto fue nefasto para las mallorquinas, aunque al último se llegó con sólo dos de ventaja para las madrileñas. En un final dramático, los nervios, los errores, los aciertos y alguna decisión arbitral más que discutible trajeron como resultado el ascenso del Rivas Futura a la máxima categoría.
El encuentro se presentaba apasionante, después de los precedentes en los que la igualdad había sido la tónica. Uno y otro equipo afrontó el choque intentando explotar sus argumentos y limitar los del rival. El técnico local sabía que el punto débil del Olis Sóller era su falta de banquillo.
Por su parte, las mallorquinas trataron de imponer la eficacia de jugadoras como Sánchez, Papailia y Da Silva. Así las cosas, el primer cuarto se resolvió prácticamente con las mismas diferencias que se habían registrado en el segundo encuentro y finalizó con una ventaja nada despreciable de siete puntos a favor de las visitantes. En el segundo, las diferencias se fueron ampliando y reduciendo dentro de una tónica de igualdad máxima, que dejó como resultado ocho puntos de ventaja para el Olis Sóller al descanso, un resultado que invitaba al optimismo.
Pero el tercer cuarto fue nefasto para los intereses de las de Ballester. El cansancio y la fuerte defensa local comenzaron a pasar factura y los guarismos se fueron igualando hasta que, a falta de cinco minutos para el final del período, las madrileñas lograban darle la vuelta al marcador (47-46), momento que fue aprovechado por Ballester para solicitar un tiempo muerto que frenó, al menos, la negativa tendencia. A los últimos diez minutos se llegó con todo por resolver (58-56).
El último cuarto fue una auténtica fiesta del baloncesto, con dos equipos que jugaron a un alto nivel, aunque los nervios afloraron y los fallos ante la canasta contraria fueron frecuentes. La clave pudo residir en la buena defensa que Bargalló realizó sobre Da Silva, en la aportación extraordinaria de la veterana Emma Bezos, y en los veinticuatro rebotes que las locales cogieron de más que su rival, lo que les garantizaba un mayor número de posesiones. También en las decisiones de los colegiados, de tendencia casera, sobre todo en unos pasos de Meritxell Gallego y en una falta intencionada de Marie Vicente en los segundos decisivos. La fiesta se desataba en el polideportivo Cerro del Telégrafo (un año antes, el ascenso se les había negado con una canasta en el último segundo que dio la victoria al Puig d'En Valls ibicenco) y la desolación aparecía en los rostros de las jugadoras y cuerpo técnico mallorquines, aunque se puede decir que el equipo no tiró la toalla y fue un digno rival que también hubiera merecido el ansiado ascenso.
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