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Cuando parece que el reto es demasiado difícil para un chico de 16 años, va Rafael Nadal y lo supera. Ayer se deshizo del francés Paul-Henri Mathieu y dio el primer paso para el esperado duelo mallorquín. El manacorí se medirá con Carlos Moyà mañana miércoles si éste hace buenos los pronósticos y doblega hoy al australiano Scott Draper. Rafael Nadal gana hasta cuando no juega bien. La nueva sensación del Circuito ATP acusó ayer el cansancio de jugar durante las últimas semanas al máximo nivel y le faltó chispa, pero evidenció una gran capacidad de entrega y una ambición sin límites.

El partido se tiñó de gris en los juegos iniciales. Paul-Henri Mathieu rompía el servicio del mallorquín en el juego inicial y conseguía colocar 3-1. El final de los males de Nadal llegaba cuando lograba levantar una nueva pelota de break en el quinto juego. Desde entonces se despertó el espíritu ganador de Rafael. Llegó con 5-4 abajo y servicio del francés al desenlace del primer parcial y encadenó tres juegos seguidos, dos rompiendo el saque de Mathieu (7-5). Con Nadal crecido Mathieu vivía sus peores momentos. El mallorquín ganaba con claridad sus servicios y rompía el juego del francés en el segundo juego (3-0), pero el jugador galo no se rindió. Logró igualar a tres y provocó un final de infarto.

Con 4-4 y servicio de Nadal, Paul-Henri Mathieu disfrutó de una pelota de break, pero el campeón del mundo cadete 2002 logró sobreponerse y adjudicarse el disputado noveno juego. Consciente del nivel del rival y de su agotamiento físico, Rafael Nadal se lo jugó todo en el décimo juego. Golpeó con dureza la pelota y aprovechó la primera bola que tuvo de break (30-40). El mallorquín se anotaba el segundo parcial por 6-4 y avanzaba a la segunda ronda del Másters Series de Hamburgo.