El campeón, que en un partido de trámite perdió esta jornada
ante el Santanyí (1-0), inició tras el choque toda una serie de
actos destinados a celebrar por primera vez en su historia el
alirón de la Tercera división. Así, jugadores y cuerpo técnico
acudieron tras el partido a una misa y ofrenda floral a la patrona
Santa Bàrbara. Acto seguido, todos los estamentos del club se
desplazaron al tradicional restaurante Es Cruce donde compartieron
en la intimidad un triunfo de todos. Tras la cena, la plantilla,
con su entrenador Pep Sansó a la cabeza, se desplazó a la Plaça
Major del pueblo donde fueron recibidos por el alcalde y donde se
procedió a la típica celebración en el balcón consistorial ante una
gente entregada a su equipo. Y es que todo el pueblo se volcó con
sus jugadores para celebrar por todo lo alto la victoria liguera.
En el balcón, los discursos y cánticos se sucedieron ante el
acompañamiento de una afición eufórica con su equipo.
Los saludos en el balcón del ayuntamiento dieron paso a unos
fuegos artificiales que llenaron de luz toda la vila y con el
patrocinio de Pirotecnia Jordà, dieron la nota de color a una noche
mágica. A partir de ahí, la noche se desbordó, intervino entre
aclamaciones el presidente del club Tomeu Penya, acompañó su
discurso con dos canciones que deleitaron a todo el mundo y se dio
paso a una madrugada llena de bailes y cánticos. La noche acabó
tarde, a eso de las seis de la mañana con el entrenador y casi toda
la plantilla desayunando el típico chocolate. Ahora, espera la
liguilla.
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