Ariel Ibagaza y Carlos Domínguez se abrazan tras el gol que logró el delantero andaluz. Foto: ALFAQUÍ.

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1 FC BARCELONA: Valdés; Gabri, Christanval, Andersson (Reiziger, min. 83), Sorín; Mendieta (Riquelme, min. 46), Cocu, Gerard, Luis Enrique; Saviola, Kluivert.
2 RCE MALLORCA: Miki; Cortés, Lussenhoff, Nadal, Poli; Novo (Campano, min. 78), Lozano, Ibagaza, Riera (Carlos, min. 84); Marcos, Etoo.
GOLES:
0-1. Min. 23. Novo.
1-1. Min. 73. Kluivert.
1-2. Min. 87. Carlos.
ARBITRO:
Turienzo Alvarez (C. Castellano-leonés). Expulsó por doble amonestación a Gabri (min. 22 y 90) por parte del FC Barcelona y amonestó a Marcos (min. 26), Poli (min. 65) y Lozano (min. 78) por parte del RCD Mallorca. Gabri no podrá jugar la próxima jornada frente al Recreativo de Huelva.
ESTADIO:
Camp Nou. 48.129 espectadores.
INCIDENCIAS:
Antes del partido, el FC Barcelona de baloncesto se llevó una gran ovación de la afición del Camp Nou al ofrecer la Euroliga conquistada la semana pasada en el Palau Sant Jordi.

Albert Orfila. BARCELONA
La insolencia del Mallorca que ha diseñado Manzano admite pocas comparaciones. Poco importa el color, tamaño o estado de su rival. Es un equipo que tiene un plan y además sabe como ejecutarlo. En Barcelona malgastó más munición que nunca y a punto estuvo de arruinar una función estupenda, pero la solvencia de su propuesta fue siempre algo visible. En un estado de crisis permanente y con Europa demasiado lejos, el Barça evidenció su decrépita salud, aunque la diferencia también estuvo en el banquillo. Si nadie adivina a qué juega Radomir Antic, el discurso de Gregorio Manzano volvió a salir reforzado. Esta vez la pizarra del jienense agrandó los defectos del rival, mitigó los del Mallorca y recurrió a Carlos Domínguez justo en el momento adecuado. De hecho e independientemente de lo que le ocurra al Barça, ganar en el Camp Nou sigue teniendo un enorme mérito. Europa sigue estando en el horizonte.

Confiado a la consistencia de Harold Lozano y Marcos Martín, el Mallorca no tuvo problemas para imprimir su gobierno en la sala de máquinas y portar la manija del partido. Faltó verticalidad, aunque las propuestas serias casi siempre fueron de la escuadra balear. Sin noticias de Cocu y Gerard, el Barça fue un equipo tan plano que provocó todo su peligro a base de impulsos. Fue Luis Enrique quien orquestó todo el movimiento que originó su equipo cerca del área balear. De nuevo con dos mediocentros, el Mallorca tuvo algunos problemas para dar sentido a su mayor posesión del balón. Despojado de una referencia tan clara como Walter Pandiani, a Ibagaza y Etoo les costó conectar. Sin el último pase, el Mallorca encontró petróleo en disparo cruzado y traicionero de Àlvaro Novo, el balón impactó en Christanval y alteró su trayectoria de forma brusca hasta acomodarse en la red (minuto 22). Todo nació de un grave error de Sorín, que despejó como nunca debe hacerse.

El Barcelona apenas se alteró, cayó una y otra vez en las trampas que activó su rival y la grada no tardó demasiado en irritarse. Sin Mendieta en la alineación (Antic tiró de Riquelme tras el descanso), el cuadro azulgrana ofreció un juego mucho más vertical y buscó con insistencia el área de Miki. El canterano estuvo constantemente a prueba. Ya en el primer tiempo salió ganador de un uno contra uno a Kluivert, aunque su partido adquirió mucha más notoriedad y relevancia en la reanudación. Paró y paró, aunque el partido había quedado atrapado en una extraña dinámica. El Barça insistía, pero el Mallorca también y con desenfreno. Ariel Ibagaza y Samuel Etoo volvieron a encontarse; Albert Riera empezó a dar señales de vida y los gazapos en los últimos metros empezaron a amontonarse. Huérfano de puntería, el Barça acabó propinándole una puñalada. Pero la escuadra balear se mantuvo en pie y en un pase infinito de Ariel Ibagaza, cuando el partido agonizaba, encontró un golpe letal del incisivo Carlos Domínguez.

Los dos goles conseguidos por el Real Mallorca en el Camp Nou acercan un poco más a los hombres de Gregorio Manzano hacia una cifra significativa e histórica dentro de su largo tránsito por la máxima categoría del balompié nacional. Antes de medirse al Barcelona, los mallorquinistas acumulaban un total de 695 goles en Primera División. Con los transformados por Novo y Carlos ya son 697, con lo que el guaritmo de los 700 tantos entre la élite está cada vez más próximo. El encuentro frente al Sevilla puede suponer alcanzar esa fita o bien superarla en Son Moix.