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Juventus 0
Milán 0

JUVENTUS: Buffon; Thuram, Ferrara, Tudor, Montero; Camoranesi, Tacchinardi, Davids, Zambrotta; Trezeguet y Del Piero.
Cambios: Birindelli por Tudor, Zalayeta por Davids y Conte por Camoranesi.

MILÀN: Dida; Costacurta, Nesta, Maldini, Kaladze; Gattuso, Rui Costa, Pirlo, Seedorf; Shevchenko e Inzaghi.
Cambios: Roque Junior por Costacurta, Serginho por Pirlo y Ambrosini por Rui Costa.

Arbitro: Markus Merk (ALE). Mostró tarjeta amarilla a Costacurta (m.18), Tacchinardi (m.68), Del Piero (m.111).

Penaltis: 0-0: Trezeguet, para Dida; 0-1: Serginho, gol; 1-1: Birindelli, gol; 1-1: Seedorf, para Buffon; 1-1: Zalayeta, para Dida; 1-1: Kaladze, para Buffon; 1-1: Montero, para Dida; 1-2: Nesta, gol; 2-2: Del Piero, gol; 2-3: Shevchenko, gol.

Carlos Benítez|MANCHESTER

El Milán, merced a su mayor acierto en la tanda de penaltis (3-2) decantó de su lado ante el Juventus Turín una final poco brillante y sin goles, pero que trae al club milanés su sexto trofeo de la máxima competición continental de su historia. Un desenlace final donde el meta brasileño milanista Dida detuvo tres de las penas máximas lanzadas por los juventinos; mientras que su colega Buffon tan sólo paró dos. El «derbi de Italia» (esta vez en Europa), tristemente no tuvo la espectacularidad en el juego que hubiera merecido la que es «la Fiesta del fútbol» y, además, en un estadio que en su día Bobby Charlton bautizó «teatro de los sueños». Pero es que, también, le faltó -como era previsible- la «salsa» de los goles. Se hicieron desear hasta en la tanda de penaltis.

Eso sí, vio un alto ritmo, entrega y esfuerzo físico por ambas partes y, sobre todo, tensión y emoción por la incertidumbre del marcador. Es decir, fue italiano, con mucha atención pero sin la pesadilla del «catenaccio». Además vio como Marcello Lippi, técnico juventino, uno de los entrenadores transalpinos más fiables, se equivocaba de inicio con las dos apuestas que hizo: la del italo-argentino Mauro Germán Camoranesi como sustituto del suspendido Pavel Nedved; y la de jugar con cuatro defensas centrales. La elección de Camoranese fue un relevo de Nedved más de nombre que de posición y utilidad. El suramericano, con características bien diferentes y que se pegó en su habitual banda derecha, no tiene nada que ver ni como jugador ni como físico con el centroeuropeo. El experimento duró sólo un tiempo.

Lippi, además, tampoco atinó al plantear una defensa con el uruguayo Paolo Montero en una inusual posición para él de lateral izquierdo y la misión de taponar las entradas por dicha zona de Andrey Shevchenko. Montero sufrió, pues el Milán montó casi todos sus ataques por dicha zona, donde el técnico milanista Carlo Ancelotti vio un filón y mandó a Seedorf que entrará más por esa posición que por su habitual izquierda. Ancelotti, por su parte, confirmó lo esperado ya que pudo recuperar a los «tocados» Alessandro Costacurta y al meta brasileño Dida. Puso el denominado equipo del «buen gusto», de posesión de balón con Andrea Pirlo, el portugués Manuel Rui Costa y el holandés Clarence Seedorf en el centro del campo, junto al físico «bisonte» Gennaro Gattuso.

El Milán que, tras unos primeros minutos de juego alocado por ambas partes y con defensas adelantadas -como homenajeando al huésped fútbol inglés-, se asentó antes y tomó las riendas del partido. El Milán hacía el partido ante un Juventus dedicado a enviar balones largos verticales desde la defensa hacía Trezeguet, despreciando el centro del campo. Del Piero, además, estaba ausente. Sólo un remate de Conte al larguero pudo darel triunfo a la Juventus. Con la emoción, sin Rui Costa y poco más destacado, se dio paso a la prórroga. No llegó el «gol de plata», pues lo único destacable fue ver como, ya sin cambios que hacer, el Milán se quedó prácticamente en diez, ante la lesión de Roque Junior. Estaba sentenciado que la final (séptima vez en la historia de la competición) se iba a decidir en la tanda de penaltis. Ahí, la diosa fortuna y el meta Dida dieron el triunfo al Milán.