El panorama político trazado tras el 25-M ha dibujado una nueva
perspectiva en todos los campos, y el deporte no está exento de los
nuevos aires que soplan en Balears. De sobras es conocida la
apuesta firme que en su día realizó Jaume Matas por un deporte de
élite y que compatibilizara su función de espectáculo de primer
nivel con la faceta desestacionalizadora de la industria turística,
motor de la economía balear.
La estrategia que en el campo deportivo tiene diseñada el nuevo
Govern supone dar un giro de 180 grados al panorama reinante. Los
deportes náuticos se presentaron en su momento como el estandarte
del programa electoral para Palma y, en consecuencia, para todo el
archipiélago. En este aspecto se cuenta con el turismo náutico como
reclamo principal. Su peso específico y la calidad que imprime al
sector son bazas que deben jugarse hasta las últimas
consecuencias.
Recuperar la organización de grandes acontecimientos -Vuelta a
España, Copa Davis, Campeonatos del Mundo...-, hacerse con la
concesión de proyectos faraónicos -Copa América 2007- y sentar las
bases de la subsede olímpica de vela Madrid'2012 son tres premisas
claves en el horizonte popular. La Copa América se presenta como un
asunto de urgencia teniendo en cuenta la premura de un calendario
que juega en contra de Palma y deja a Valencia como gran aspirante
al mayor evento náutico del planeta. Obtener el beneplácito del
sindicato «Alinghi» supondría dar un paso de gigante en lo que a
repercusión se refiere y acabaría por apuntalar a Palma como
capital mundial de la vela.
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