La carrera fue una lucha prácticamente de poder a poder entre
los tres mejores italianos de la cilindrada, y mientras Capirossi
demostró que posee la moto más veloz, pues fue cronometrado a 328
km/h, diez más rápido que sus rivales, el más efectivo resultó ser
nuevamente el campeón mundial, que tiene en la Honda RC 211 V a la
moto más equilibrada de la categoría.
Desde el principio y sin apenas intromisiones, Rossi, Capirossi
y Biaggi se marcharon de todos sus rivales, pero cuando el campeón
de Urbino se puso delante, protagonizó un pequeño cambio de ritmo y
eso fue suficiente para abrir un hueco mínimo pero insalvable para
sus rivales, que lucharon de forma espectacular por la segunda
plaza y en más de una ocasión se llegaron a tocar los carenados de
sus motos en adelantamientos que desafiaban todas las leyes de la
física.
Si esto sucedía en MotoGP, en donde Valentino Rossi consiguió su
tercera victoria de cinco posibles y siempre acabando en el podio,
el sanmarinense Manuel Poggiali (Aprilia) se adjudicó una victoria
incontestable que sólo hasta que se cayó, por dos veces, la segunda
de manera definitiva pues la moto quedó muy dañada, el francés
Randy de Puniet la tuvo algo comprometida.
El ritmo que impusieron estos dos hombres fue verdaderamente
rápido y uno tras otro todos sus rivales fueron sucumbiendo al
mismo, lo que les dejó solos en cabeza, pero el ansia del francés
le volvió a jugar una mala pasada y tras rodar por los suelos una
primera vez regresó a la pista, sacó todo su genio y comenzó a
remontar otra vez hasta la tercera plaza.
Cuando se encontró ahí no quiso conformarse y tiró con fuerza
para intentar dar caza al español «Fonsi» González Nieto (Movistar
Aprilia), pero su ambición le hizo cometer un nuevo error y esta
vez ya sin solución de continuidad, lo que dejó al español cómodo
en la segunda plaza, que sólo en la última vuelta vio amenazada por
el italiano Franco Battaini (Aprilia), que no pudo cazarlo antes de
la bajada de la bandera de cuadros.
Mucho más disputada resultó la carrera de 125 c.c., como por
otra parte suele ser habitual, pues hasta diez pilotos llegaron a
integrar el grupo de cabeza, del que poco a poco se comenzaron a
quedar rezagados algunos miembros y cuando la selección definitiva
estuvo hecha apenas quedaban la mitad.
Sin embargo, estaba claro que los pilotos italianos querían ser
protagonistas en su gran premio y de ahí que surgiese la veteranía
de Lucio Cecchinello (Aprilia) para imponerse a los españoles
Daniel Pedrosa (Movistar Honda) y Pablo Nieto (Aprilia), que
completaron el podio de la más pequeña de las cilindradas.
El español Sete Gibernau (Honda) no se sintió nada satisfecho
con el resultado en el Gran Premio de Italia. «Obviamente no estoy
muy satisfecho de este resultado. Ya durante todo el fin de semana
hemos tenido algún que otro problema. Ya sabíamos que la moto no
aceleraba como debiera, y lo hemos pagado en carrera. Ahora tenemos
que reunirnos y encontrar el porqué», indicó.
El catalán consideró que, a pesar de los problemas con la moto,
todo el trabajo realizado en estos tres días por él y su equipo
merecían algo más que este resultado. «De todas formas, creo que
con lo que teníamos lo podríamos haber hecho mejor, yo tiraba mucho
en las curvas pero luego me recuperaban en la recta. Con el equipo
habíamos hecho un buen trabajo y creo que merecíamos algo más que
un séptimo».
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