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Definitivamente en España pocos acontecimientos tienen el nivel emocional y espectacular de una final de Copa. Fue una fiesta al rojo vivo. Espectáculos como el de ayer se repiten cada año, pero no por ello dejan de ser únicos e irrepetibles. Por este motivo, ayer nadie faltó a la cita. Los quince mil seguidores tiñeron de rojo el fondo sur, vistieron la grada con la bandera más grande de Mallorca y el palco se quedó pequeño. La fiesta estuvo presidida por S.M. el Rey Don Juan Carlos.

>p>Francisco Camps, presidente de la Comunitat Valenciana y los ministros de Educación, Pilar del Castillo, y de Trabajo, Eduardo Zaplana coparon las primeras filas de planta noble. El de ayer fue uno de los primeros actos a los que Jaume Matas pudo asistir representando, de nuevo, a la Comunitat Autònoma. ¡Qué mejor manera de debutar! El grueso del sector político de Balears estuvo representado por la presidenta del Consell, Maria Antònia Munar y, como no, por la alcaldesa Catalina Cirer, que hizo un esfuerzo sobrehumano en el palco para intentar que su mallorquinismo no desbaratara la compostura que se debe tener en el recinto más noble del campo. >p>A Cirer le acompañó Martí, su esposo, y a Munar, Dolça Mulet. El delegado del Gobierno tuvo también un importante bautismo en su labor de vigilancia y no se perdió detalle del importante operativo de seguiridad que había desplegado en el Martínez Valero. Fue una tarde también especial para el ex alcalde, Joan Fageda. Armado con una cámara digital, se le vio sacar el brazo para inmortalizar el evento.