30/06/03 0:00
Fernando Fernández
Desde el cielo, pocos podían pensar que en el vuelo JKK2407 de
Spanair se pudieran concentrar miles de ilusiones, que de un trofeo
de poco más de cinco kilos de peso estuvieran pendientes miles de
mallorquines. Desde el preciso instante en que la Copa del Rey tomó
tierra en Son Sant Joan, los cerca de tres mil seguidores que
acudieron a la Terminal A -otro lugar habitual de peregrinación-
exteriorizaron la alegría contenida durante las largas e
interminables horas de un regreso que pasó factura a unos cuerpos
pese a todo ansiosos de fiesta.
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