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La gestión del Real Mallorca personalizada en las figuras del presidente Mateu Alemany y del gerente Pere Terrassa ha salida reforzada desde el momento que ninguno de los futbolistas ha denunciado el impago de su ficha ante la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Las sospechas iniciales apuntaban a que un jugador había formulado una denuncia, aunque la realidad final es que el club balear está libre de cualquier problema de tipo jurídico y que podía significar un revés de dimensiones extraordinarias, con el descenso a Segunda División B. Los jugadores son conscientes de las dificultades económicas por las que atraviesa el club, pero aun así no se ha interpuesto denuncia alguna. De esta forma se da un voto de confianza a la gestión actual de los ejecutivos de la entidad de Son Moix, que en estos momentos están inmersos en una compleja operación de ampliación de capital.

El club balear se encuentra inmerso en tres frentes. La ampliación de capital, la organización del stage de pretemporada y la disputa de la Supercopa de España. Ayer se confirmaron las fechas y los horarios. La ida se jugará el domingo 24 de agosto a las 21:45 horas en el estadio de Son Moix y la vuelta en el Santiago Bernabéu el miércoles 27 también a la misma hora.

La pasada temporada, cuando parecía que nada tenía solución, Alemany consiguió, gracias a la ayuda inestimable del empresario mallorquín Bartomeu Cursach, pagar a los futbolista y ahora intentará hallar una solución novedosa para hacer frente a los diez millones de euros que será necesario recaudar para abonar las fichas de los jugadores. Pese a que la empresa es difícil, la plantilla ha vuelto a decantarse por la confianza, en lugar de forzar una situación que, sin duda, no habría sido beneficiosa para ninguna de las partes. «La circunstancia de no haber sido denunciados por ningún futbolista -dijo el gerente Pere Terrassa- es un factor muy importante y que debe tenerse en cuenta. De entrada, esto evita un posible descenso a Segunda División B y además supone que los jugadores confían en la gestión de este club, pese a las noticias que de forma cotinuada van a apareciendo en los medios de comunicación», manifestó Terrassa. El club tiene que pagar en efectivo a los futbolistas a final de este mes o, como mínimo, entregarles pagarés para que estos puedan ser canjeados a principios de septiembre, tal y como ocurrió la pasada temporada. De entrada el problema de un posible descenso administrativo se ha evitado, aunque ahora hay que lograr la capacidad económica suficiente para movilizar una gran cantidad de dinero destinada a hacer efectivo el pago de las fichas.