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Efe|PARÍS
Lance Armstrong, vencedor del Tour del Centenario, el quinto en su palmarés, declaró que ya se encuentra junto a los campeones con los que siempre soñó, hecho que aún no ha terminado de asumir y que dentro de unos días empezará a analizar «con lupa».

«Incorporarme al club de los 5 no supone ninguna responsabilidad especial, pero es una sensación formidable porque continúo viendo a Indurain, Anquetil, Merckx e Hinault como unos campeones que me hicieron soñar y siempre los admiraré. De momento no me doy cuenta de que estoy a ese nivel, pero con el tiempo lo apreciaré más», dijo el campeón estadounidense.

Armstrong, de 31 años, afirmó que por razón de edad no se acuerda de Anquetil ni de Eddy Merckx, pero sí de Hinault. Su referencia más cercana y más similar a él es la de Indurain.

«Salvando las diferencias físicas somos dos corredores que nos hemos basado en carrera en la misma línea táctica y estratégica: resistir en montaña, resolver contrarreloj y tener un sentido táctico muy planificado para evitar sorpresas», explicó.

El ciclista texano siempre se ha deshecho en elogios con Miguel Indurain y le ha puesto en el punto de admiración: «Es un hombre que siempre me ha asombrado y lo que dice bueno de mi se lo agradezco. Es el mejor regalo que me ha podido hacer una persona que no es muy aficionado a hablar», señaló.

El nuevo pentacampeón del Tour no olvida que Indurain acudió a Austin para participar en una carrera organizada por la Fundación de ayuda contra el cáncer, hecho que aprovechó el español para interesarse por su salud.

Respecto al proyecto del sexto Tour, Armstrong se mostró paciente y condicionó su presencia en 2004 a una preparación más exhaustiva. «Ahora mismo no pienso ni me obsesiona el asunto de los récords, pero si vengo el año que viene será en mejor forma que en este y claro, con el objetivo de ganar, para ser segundo no me planteo acudir», comentó.

Armstrong tiene claro que ha ganado su Tour más difícil, un Tour que se le antojó maldito desde que en la presentación del equipo un pájaro en su traje con una lluvia de excrementos. «Mi compañero Padrnos me dijo que íbamos a pasar dificultades», bromeó.