Rossi fue protagonista destacado del G.P. de Alemania de MotoGP
al liderar durante toda la primera parte de la carrera, pero se
equivocó al no evaluar en su justa medida el tamaño del adversario
que le llegaba desde atrás, pues aunque él esperaba a Max Biaggi,
el de Roma se fue por los suelos en su remontada y quien se colocó
tras rebufo fue Sete Gibernau.
Gran especialista en agua, condiciones en las que ha ganado dos
grandes premios, Sete Gibernau demostró ayer que es igual de rápido
en seco y, lo que es más importante, que también es un gran
estratega, pues su jugada final fue auténticamente magistral.
Rossi, que se trajo hasta Sachsenring al párroco de su localidad
de Urbino, que celebra tocando las campanas de la iglesia cada vez
que gana su feligrés, se quedó con las ganas de que éste hiciese lo
propio en «vivo y en directo», cuando todo estaba preparada, pero
también es verdad que no supo evaluar el verdadero potencial de su
rival en las últimas vueltas. El campeón italiano dejó la
responsabilidad de marcar el ritmo al piloto de Movistar y este
consiguió que el hueco que había entre ambos y el resto de rivales
fuese para éstos insalvable, pero no contó con la resistencia de
Sete Gibernau, que no dio por perdida la carrera en ningún momento
y así fue como saltó la sorpresa en el tramo final.
Rossi entró en la última vuelta tras Sete, sabía donde iba a
pasarlo y lo hizo con cierta facilidad, por eso quizás debió
creerse que la victoria no se le escaparía y se confió en la última
curva del circuito, en la que cerró bien el hueco pero luego se
abrió incomprensiblemente, con lo que también dejó las puertas
abiertas a que Sete Gibernau se le colase irremisiblemente y le
ganase por escasamente 60 milésimas de segundo en la recta de
meta.
Fue un error infantil, pero un error al fin y al cabo, que
permitió al piloto de Movistar recortar en cinco puntos la ventaja
con la que cuenta todavía el sólido líder de MotoGP cuando quedan
siete grandes premios por disputarse esta temporada.
Quien no se dejó sorprender fue el italiano Roberto Rolfo
(Honda) en los 250 centímetros cúbicos, pues cuando vio que las
cosas se podía poner «duras» en las últimas vueltas, optó por
adelantar a su inmediato rival, el francés Randy de Puniet
(Aprilia), para controlar la situación cuando llegase un
desmelenado Fonsi González Nieto (equipo Movistar Aprilia).
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