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Juan A. Lladós|SACHSENRING
El italiano Valentino Rossi (Honda RC 211 V) se encontró con la «horma» de su propio zapato en la figura del piloto español Sete Gibernau (Movistar Honda RC 211 V) que le desbancó en la última curva del circuito alemán de Sachsenring para conseguir la cuarta victoria de la presente temporada.

Rossi fue protagonista destacado del G.P. de Alemania de MotoGP al liderar durante toda la primera parte de la carrera, pero se equivocó al no evaluar en su justa medida el tamaño del adversario que le llegaba desde atrás, pues aunque él esperaba a Max Biaggi, el de Roma se fue por los suelos en su remontada y quien se colocó tras rebufo fue Sete Gibernau.

Gran especialista en agua, condiciones en las que ha ganado dos grandes premios, Sete Gibernau demostró ayer que es igual de rápido en seco y, lo que es más importante, que también es un gran estratega, pues su jugada final fue auténticamente magistral.

Rossi, que se trajo hasta Sachsenring al párroco de su localidad de Urbino, que celebra tocando las campanas de la iglesia cada vez que gana su feligrés, se quedó con las ganas de que éste hiciese lo propio en «vivo y en directo», cuando todo estaba preparada, pero también es verdad que no supo evaluar el verdadero potencial de su rival en las últimas vueltas. El campeón italiano dejó la responsabilidad de marcar el ritmo al piloto de Movistar y este consiguió que el hueco que había entre ambos y el resto de rivales fuese para éstos insalvable, pero no contó con la resistencia de Sete Gibernau, que no dio por perdida la carrera en ningún momento y así fue como saltó la sorpresa en el tramo final.

Rossi entró en la última vuelta tras Sete, sabía donde iba a pasarlo y lo hizo con cierta facilidad, por eso quizás debió creerse que la victoria no se le escaparía y se confió en la última curva del circuito, en la que cerró bien el hueco pero luego se abrió incomprensiblemente, con lo que también dejó las puertas abiertas a que Sete Gibernau se le colase irremisiblemente y le ganase por escasamente 60 milésimas de segundo en la recta de meta.

Fue un error infantil, pero un error al fin y al cabo, que permitió al piloto de Movistar recortar en cinco puntos la ventaja con la que cuenta todavía el sólido líder de MotoGP cuando quedan siete grandes premios por disputarse esta temporada.

Quien no se dejó sorprender fue el italiano Roberto Rolfo (Honda) en los 250 centímetros cúbicos, pues cuando vio que las cosas se podía poner «duras» en las últimas vueltas, optó por adelantar a su inmediato rival, el francés Randy de Puniet (Aprilia), para controlar la situación cuando llegase un desmelenado Fonsi González Nieto (equipo Movistar Aprilia).