El filial del Real Mallorca abre este año un nuevo ciclo. El
segundo equipo bermellón, que se encuentra inmerso en plena
pretemporada, divisa ya el inicio de una competición que está
dispuesto a afrontar desde el optimismo tras el cambio de rumbo
propinado por el club. Después de transitar dos años sobre la
cuerda floja de la Segunda B, Toni Cazorla ha tomado el timón del
grupo en sustitución de Tomeu Llompart y el nuevo técnico llega con
la intención de prolongar junto a esta plantilla los éxitos
cosechados durante su etapa como preparador de los juveniles.
El Mallorca B comenzará a finales de mes una nueva travesía por
la categoría de bronce en la que volverá a encontrarse ante
escuadras de gran presupuesto y experiencia. Los rojillos seguirán
ocupando una plaza en el grupo catalán y aunque su misión principal
sigue centrada en mantener un año más la categoría y nutrir de
futbolistas al primer equipo, Cazorla ya advierte que él prefiere
«pensar partido a partido e intentar salir a ganarlos todos».
Como cada temporada, el equipo ha perdido a algunos de sus
jugadores más determinantes para ingresar en un escalafón superior
(Tuni, Toni González, o Enric Pi), cuyo puesto ha sido reemplazado
por futbolistas de la casa. Los nuevos jugadores proceden en su
mayoría del Ferriolense de Tercera división o del propio juvenil
que ha trasladado al filial a sus principales iconos de las últimas
temporadas. Iván Merino, Moreno, Xisco Cladera o Bussy pasarán así
a formar parte de una plantilla que rebosa calidad y que tratará de
suplir su falta de experiencia a base de optimizar otro tipo de
recursos.
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