El Mallorca de Luis ya empieza a tener un aspecto saludable.
Después de un mes y medio de tormento, la luz se adivina al final
del túnel. Ayer dio síntomas de su reivindicación como equipo con
un triunfo holgado (4-2) que le permite avanzar en la Copa de la
UEFA y recuperar el crédito perdido. Más allá del marcador, el poso
de satisfacción que deja el partido es el de comprobar la
recuperación de futbolistas que parecían evadidos. La buena noche
de Samuel Etoo, Nagore y Nené inspira esperanza y confianza, dos
palabras que parecían olvidadas en el manual de este Mallorca
2003-04. En la victoria tiene mucho que ver la sencillez técnica y
táctica de un enemigo que arrancó con ganas, pero que se derrumbó
tras el descanso.
La historia de este triunfo empieza en el minuto 28 con un
remate de tacón de Etoo que amortiguaba la sorpresa del 0-1;
continúa en el 61 con el segundo del camerunés; en el 67 con el
'hat-trick' del africano tras un pase de Nagore, y termina en el 90
con la guinda de Correa después de un centro de Nené. El Mallorca
comenzó con la luz apagada. Tardó en entrar en acción y sólo los
arranques de Etoo le despertaron de una sorprendente modorra. El
Apoel tumbó el campo a los costados y en el primer cuarto de hora
ya había convocado a la sorpresa del 0-1 y había provocado tarjeta
a los dos laterales y a un central rojillo. Congeló la noche y el
ambiente con un gol de verbena que metió el dedo en la llaga de los
vicios adquiridos. Los chipriotas botaron un córner que nadie
remató, el balón le llegó a Okkarides tras un mal achique de la
defensa local y éste metió la zurda a la escuadra derecha de
Miki.
Poco a poco, la maquinaria se puso en marcha y la resistencia
del Apoel se fue doblando. Sobre todo, en los últimos minutos de la
primera parte. Samuel Etoo monopolizó el balón. animó a la gente y
despertó a sus compañeros. Con Colsa desacertado en el pase, Nagore
dirigió el tráfico con sentido. Luis Aragonés se levantó, miró a
sus hombres y estos apretaron el acelerador. El gol del empate fue
un calco del primero, de chiste. Campano sacó de esquina, Nadal no
pudo rematar, el chut lejano de Nené le llegó de nuevo a Campano,
que centró rasa y Etoo, de tacón, empujó a la red. Era el minuto
28, el Apoel desapareció del mapa y en el campo brilló más el
músculo que el talento.
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