El valenciano acumula así cuatro esta temporada (Roland Garros,
Montecarlo y Valencia) para sumar 14 en su carrera y liderar a
partir de hoy las dos clasificaciones mundiales, la Lista de
Entradas y la Carrera de Campeones, con pequeña pero suficiente
holgura, y encarar el final de año con autoridad. Ferrero redondea
una temporada de ensueño, pues además ha sido finalista en el
Abierto de Estados Unidos, está clasificado de nuevo para el
Másters que se disputará en Houston, y para la final de la Copa
Davis.
Sólo quedan tres semanas de competición en el calendario ATP y
cinco torneos en juego. Y la lucha por acabar el número uno del
mundo se ha desatado desde que la sesión de pista cubierta comenzó
recientemente. Ferrero, Roddick y Federer, persiguen esa meta pero
es el español el que más posibilidades tiene porque a partir de
ahora dependerá únicamente de sus resultados.
En París (27 octubre-2 de noviembre) y con los mismos puntos en
juego de Madrid (100 para el campeón), Ferrero sólo defenderá
siete, mientras que Roddick y Federer, cuartofinalistas, afrontarán
25.
Ferrero sabía de la importancia de actuar con solvencia en
Madrid, y por eso defendió las dos bolas de partido que tuvo en
contra del surafricano Wayne Ferreira en la segunda ronda, como si
le fuera la vida en ello. Cuatro días después, tras ganar enteros
en su juego, ha confirmado que la constancia tiene su fruto.
Contra Massú lo tuvo más fácil de lo que él mismo esperaba. El
de Viña del Mar, dotado de un gran físico y una fe sin fronteras,
intentó contrarrestar la mayor gama de golpes del español a base de
hacer kilómetros en la pista central del Rockódromo y llevó el
partido a donde sabe, al fondo de la pista y a buscar el fallo.
Massú tuvo únicamente una oportunidad de enderezar el duelo
cuando en la tercera manga quebró por primera vez el saque del
español (2-4) y dispuso luego de dos puntos de ruptura para igualar
4-4. Dos «aces» seguidos de Ferrero (11 en total) cortaron sus
alas, y ahí se apagó su estrella.
El duelo no resultó demasiado proclive en cuanto a aciertos,
pues Ferrero acabó con 27 errores no forzados, por 36 de su rival,
pero el español, a pesar de que jugó con su muslo derecho vendado,
solo permitió que le robasen su servicio una vez de cinco intentos,
mientras que Massú lo perdió cinco veces, de diez
oportunidades.
El chileno, eso sí, derrochó valentía en el punto final cuando
todo el público encima, hizo caso omiso al miedo, y sacó y subió a
la red a dar la cara. Su coraje no estuvo a la altura de su técnica
en la volea, porque la envió fuera.
«Estoy un poco triste», dijo Massú tras recibir también el
trofeo de subcampeón de manos del Príncipe de Asturias, «es normal;
tenía que haber ganado este torneo pero de todas formas ha sido una
semana muy buena para mí».
«Enhorabuena a Massú que ha mejorado mucho este año», comentó
Ferrero. «Ha vencido a jugadores de gran calidad y está ya entre
los mejores. Gracias también a su Alteza Real por su presencia, y a
toda la gente de Madrid que ha venido a apoyarme y a la gente de
España, y a todo mi equipo. Este triunfo en vez de dedicárselo a mi
madre, que estará allí arriba, se lo dedico a mi padre», finalizó
Ferrero.
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