Antes de que comenzara el curso 2003 Carlos Moyà se fijó dos retos.
El primero, levantar la Copa Davis, un sueño que no pudo cumplir en
2000 y que este año tiene al alcance de su mano -jugará la final
del 28 al 30 de noviembre en Australia-. El segundo, meterse entre
los ocho mejores jugadores del mundo y competir en el Másters. El
mallorquín no va a competir esta semana en Basilea como tenía
previsto, pero durante este pequeño descanso puede conocer su
clasificación para Houston.
Mucho deberían torcerse las cosas para que Carlos Moyà no
participara en el Másters. El jugador balear ocupa la séptima plaza
en la carrera de campeones -Ferrero, Roddick, Federer, Agassi,
Coria y Schuettler ya están clasificados- y cuenta con una ventaja
prácticamente insalvable para sus rivales. En la carrera de
campeones se contabilizan los puntos conseguidos en los cuatro
Grand Slam (Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open),
en los nueve Másters Series (Indian Wells, Cayo Vizcaíno,
Montecarlo, Roma, Hamburgo, Montreal, Cincinatti, Madrid y París) y
los cinco mejores resultados obtenidos en el resto de torneos.
Carlos Moyà ha cosechado en lo que se lleva de temporada 436 puntos
y se está quedando prácticamente sin rivales.
Paradorn Srichaphan, Younnes El Aynaoui, Lleyton Hewitt y Sjeng
Schalken se han quedado fuera del alcance de Moyà. El tailandés
juega esta semana en Estocolmo, pero si ganara el torneo sólo
sumaría 20 puntos. Se quedaría con 324 y por mucho que ganara en
París (el vencedor se lleva 100 puntos) nunca cogería al
mallorquín. El marroquí, que sufre una calcificación en el talón; y
el australiano, que no va a jugar más hasta la final de la Copa
Davis, también están fuera de la lista de los que podrían dar
alcance a Moyà. Lo mismo sucede con el holandés, que ganando los
dos torneos quedaría con 412 puntos.
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