Jovan Stankovic controla el balón acosado por Manuel Pablo en un lance del partido disputado anoche en Riazor. Foto: MIGUEL VIDAL

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El Mallorca azotó al líder en el momento más imprevisible. El grupo de Luis Aragonés ofreció su mejor versión ante el líder del campeonato y en un estadio donde jamás había logrado la victoria en Liga. Un planteamiento perfecto y dos zarpazos de Samuel Etoo, de penalti, y Arnold Bruggink le dieron a la escuadra balear tres puntos terapéuticos que refuerzan su moral antes de medirse el domingo al Valencia.

El Mallorca salió a contener el caudal gallego y le dejó el timón al Depor. Víctor y Valerón se asociaron y firmaron los primeros sustos: un centro de Luque que no encontró a nadie, un disparo pícaro de Víctor que despejó Leo, un trallazo de Sergio que casi rompe a Niño. Pero Luis miró el reloj, desató el corsé y los puso a jugar. Con el primer cuarto de hora cumplido, el Mallorca presionó con orden, ocupó las bandas con sentido y siempre en superioridad gracias al buen trabajo de laterales y volantes.

El doble pivote se juntó más para atar a Valerón en defensa y mover a sus compañeros en ataque; Etoo volvió loco a Duscher y Stankovic dejó en evidencia a Manuel Pablo. Capítulo aparte merece el gran encuentro de Nagore. Asumió el mando de las operaciones con criterio y templanza, taponó las internadas de Sergio y siempre ayudó al compañero en apuros. El Mallorca comenzó a disfrutar, tocar y elaborar sin prisa. Sin miedo. Gustándose ante un Depor tocado que tragó saliva para mantenerse con vida en el marcador. Stankovic cargó con la responsabilidad ofensiva y de su prodigiosa zurda salió pólvora, en especial cuando a la media hora conectó un disparo que repelió la escuadra, tras rozar Manuel Pablo.

Los jugadores se olvidaron las pizarras y filmaron un último cuarto de hora de ida y vuelta, eléctrico: Etoo casi sorprende a Molina, Sergio llegó tarde a un servicio de Luque y remató al exterior de la red, Víctor probó a Franco y Luque, sin ángulo, se inventó un centro-chut que escupió la escuadra. El Mallorca se marchó al descanso con los deberes casi hechos y con un empate en los bolsillos. No sólo eso, había convertido en invisible a Valerón y en inservible a Diego Tristán, un futbolista tan genial como intermitente que no encontró nunca su sitio y que a la hora de encuentro ya se estaba duchando.

La reanudación marcó un rumbo similar y la primera ocasión fue indígena. Luque tomó un balón en su banda, preparó la rosca y conectó un pase a Diego Tristán que el sevillano tiró a la basura con un remate infame. Al Dépor le entraron prisas, estiró líneas y adelantó su defensa casi en el centro del campo. El Mallorca apostó por la contra, pero el descuido de Correa y los errores del asistente frenaron cualquier atisbo. En estas estaba el partido, con el Depor apretando y el Mallorca protegiendo, cuando Romero agarró a Correa, Téllez señaló el punto de cal y Etoo no falló. Bruggink apuntilló con una vaselina.

Por fin. El Mallorca rompió ayer el maleficio que le perseguía en sus visitas al estadio de Riazor y firmó la primera victoria de su Historia en este estadio en partido de Primera División. Aunque jamás había amarrado los tres puntos, lo cierto es que los desplazamientos a Coruña suelen desembocar en algún punto. Así, en sus últimas visitas el Mallorca había arañado algún empate, con la excepción del 5-0 de hace dos temporadas. La pasada campaña, por cierto, venció 2-3 en la semifinal de la Copa del Rey y empató 2-2 en la Liga en un partido mardcado por las lesión de Olaizola.