Carlos Moyà ha soñado con una final de Copa Davis desde que
apenas tenía fuerzas para sujetar la raqueta. Ausente en la
consecución del título en 2000, el tenista mallorquín considera a
Australia como la principal favorita, aunque advierte que si no la
gana este año seguro que lo hará en el futuro. No acostumbra a
dejar incompleto ningún desafío y dice sentirse preparado por si
tiene que decidir la eliminatoria en el quinto partido.
El nombre de Carlos Moyà llegó a las portadas de todos los
periódicos en 1997. El tenista balear alcanzó la final del Open de
Australia y los aficionados aussies desataron la moyamanía. También
en Melbourne puede levantar por primera vez la Ensaladera,
posiblemente el único reto que le falte por cumplir. «Motiva mucho
jugar en Melbourne, pero ganar la Copa Davis va a ser muy difícil.
Nos ha tocado el peor equipo posible en la peor superficie que nos
podía tocar. De todos modos, también nos van estos retos», advierte
el jugador mallorquín, que la pasada madrugada se enfrentó a Mark
Philippoussis en el segundo punto de la eliminatoria.
El escenario, el Rod Laver Arena, lo conoce a la perfección,
aunque el equipo australiano ha colocado hierba en el firme. «Es
diferente. Quizás ayuda un poquito que la pista nos sea familiar,
pero la superficie es totalmente diferente a la que suele haber
normalmente. El ambiente es familiar, y eso es bueno para nosotros»
señala Moyà. Uno de los lugares donde Carlos Moyà es más querido es
en Melbourne, aunque sabe que en una competición por selecciones
será complicado que les den la espalda a Hewitt o Philippoussis.
«El público australiano siempre se ha portado fenomenal conmigo,
incluso jugando con un tenista local. Esto es la Copa Davis y sé
que será diferente, pero seguro que nos tratarán con respeto», dice
el balear.
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