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Joan Rubert i Maura asumió el relevo al frente de la cúpula regente del Drac Inca en un emotivo acto que sirvió para poner fin a la etapa de Sebastià Penya como presidente de la entidad balear. Después de que el mandatario saliente renunciara a su cargo por motivos de salud y la junta directiva aprobara por unanimidad el regreso de Rubert a la primera línea, este último ha asumido de nuevo un cargo que conoce a la perfección, sin variar en exceso el plan de actuación del club, pero con ambiciosos planes a corto y medio plazo.

Penya quiso agradecer el apoyo de sus compañeros de junta, y mantuvo que esta decisión «era la mejor que podía tomar, aunque no abandonaré el Bàsquet Inca, pues he dejado clara mi intención de seguir ligado como directivo». El balance que realiza ebinissalemer de sus más de cuatro temporadas al frente de la nave inquense es tremendamente positivo. En esta fase, el club se ha asentado en la LEB, ha organizado la Copa Príncipe de Asturias y ha logrado el respeto de los diferentes organismos que conforman la gran familia del baloncesto español, en la que el nombre de Inca ya suena con fuerza y tiene peso.

«Me voy satisfecho, creo que mantener esta categoría es fruto del buen trabajo realizado por un club modesto, pero que ha demostrado que puede competir al máximo nivel», manifestó Penya en su comparecencia ante los medios, a la que también acudió una nutrida representación de la junta directiva, además de algunos regidores del Ajuntament de Inca, caso de Felip Jerez y Rafael Torres. De su dilatada trayectoria en la presidencia del Inca, Penya se queda con muchos recuerdos, «pero lo mejor son los numerosos amigos que me llevo. Nunca podré olvidar estos años», finalizó el hasta el pasado lunes inquilino de la poltrona presidencial de la entidad de es Raiguer.