Toni Colom hará realidad el sueño que desde amateur tenía metido en
su cabeza. El profesionabunyolí dio el penúltimo paso hacia la
historia y, si no hay grandes sobresaltos, se proclamará esta tarde
vencedor de la XIIIª Challenge, siendo el primer mallorquín que
logra tal gesta.
La labor de control de la carrera realizada por el Illes
Balears-Banesto facilitó el trabajo a Colom, que también tuvo que
ponerse el traje de faena para atajar los conatos de aventura
protagonizados por ciclistas del Comunitat Valenciana-Kelme.
La última gran oportunidad para los velocistas resultó ser una
nueva exhibición de potencia del pelotón. Los 159,8 kilómetros que
unieron Cala Bona y Cala Millor se recorrieron a una media de 45,8
por hora, recortando el tiempo perdido tras la tardía salida de la
etapa. En total fueron 181 corredores los que echaron a pedalear
minutos antes de las 12:30 horas. Entre ellos, todos los
llegadores, a excepción de Óscar Freire.
Todas las miradas estaban depositadas en Toni Colom, pero David
Blanco, Carlos García, Rubén Plaza (Comunitat Valenciana-Kelme) y
Koldo Gil (Liberty Seguros) también tenía su porción de
protagonismo, pues son la única alternativa al pupilo de Unzúe.
Las escaramuzas estuvieron al orden del día desde la salida,
aunque Illes Balears-Banesto, Phonak y Comunitat Valenciana-Kelme
neutralizaron enseguida a los aventureros de turno.
Zabel quiso encabezar la primera rebelión seria, uniendo a
treinta corredores a la caza de la gloria y unos cuantos minutos de
ventaja. La primera hora de carrera sirvió para recorrer un total
de 47 kilómetros, registro anómalo a estas alturas del curso, pero
que cada edición se pulveriza con la llegada del llano, el gran
aliado de los corredores.
Una fuga de diez efectivos, entre los que Vicente Belda colocó a
Julià, anduvo durante setenta y dos kilómetros al frente de la
etapa, gozando de rentas que nunca preocuparon y apenas superaron
los dos minutos de ventaja tras el avituallamiento.
El primer paso por Manacor hacía pensar en el desenlace
esperado. Treinta segundos separaban a los fugados de un gran grupo
cada vez más estirado, y pese a que hasta la cota de Son Tovell
Julià, Den Bakker y Van der Ven apuraron su sueño, Comunitat
Valenciana-Kelme, siempre con el consentimiento de Colom y los
suyos, se encargó de frustrarlo.
Aitor Osa fue el encargado de velar por los intereses del Illes
Balears, mientras Rabobank asumía la dosis de protagonismo que
viene siendo habitual cuando la meta de aproxima.
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