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El proyecto de construcción del «GipuzkoArena» -la ampliación del estadio de Anoeta- va a dejar a Son Moix como el único campo de Primera División que mantiene la pista de atletismo. La Real Sociedad ha dado luz verde a la reestructuración de su terreno de juego, algo que va a avivar la polémica sobre la conveniencia de eliminar el tartán del estadio de Son Moix. Albacete, Deportivo y Celta ya lo hicieron con anterioridad. La hinchada del Mallorca y el propio club han defendido en los últimos años la necesidad de eliminar la pista de atletismo, pero siempre se han encontrado con la oposición de Cort. El ajuntament de Palma nunca ha dado vía libre a esa propuesta amparándose en un convenio firmado en su día con el Consejo Superior de Deportes, en el que se especificaba que el CSD aportaba dinero para la construcción del estadio bajo la premisa de que tuviera una pista de atletismo. Ahora, cuatro años después de la Universiada, todos intentan modificar ese contrato.

Lo cierto es que el caso del Mallorca es mimético al de la Real, que también juega en un estadio con participación de la Diputación y del Ayuntamiento. El consistorio no ha tenido reparos en permitir al club donostiarra ampliar Anoeta, y la entidad que preside José Luis Astiazarán va a acometer unas obras faraónicas. El aforo se ampliará hasta 42.400 localidades lo que significará un incremento de más de 10.000 asientos, gracias a la eliminación de la pista de atletismo. Se crearán cerca de 9.000 nuevas localidades en los fondos, que son las zonas que mayor alteración van a sufrir, y se crearán más de 1.000 nuevas localidades de palcos. También se construirá una nueva cubierta para que todas las localidades, incluso las más cercanas al terreno de juego, queden resguardadas. La nueva cubierta será acristalada y diseñada de forma que el césped tenga un soleamiento adecuado y de que todo el ruido que se genere dentro del «GipuzkoArena» revierta en el propio estadio.

Esta cubierta se apoyará sobre cuatro edificios de esquina que ocupará cada uno unos 400 metros cuadrados en planta. Uno de estos, de 17 plantas de altura, albergará un hotel de cuatro estrellas con 110 habitaciones. Los otros tres edificios serán de 12 plantas, apropiados para dar cobertura a servicios vinculados a salud, ocio, cultura, profesiones liberales y oficinas. Un lujo que produce envidia en Mallorca.