Georgi Lomaia es un portero georgiano de 24 años. Suplente
habitual del ruso Alexey Zuev, suele aparecer en las convocatorias
por delante de Wojciech Kowalewski, el tercer cancerbero de la
plantilla y que es natural de Polonia. Son tres ejemplos tangibles
de lo que cohabita en el Spartak de Moscú. En la defensa apenas hay
tres jugadores nacidos en Rusia, porque el resto es extranjero:
Baye Kebe (Senegal), Dusan Petkovic (Serbia), Luc Owona Zoa
(Camerún), Ricardo Soares y Osvaldo Pereira (Brasil), Dmytro
Parfyonov (Ukrania), e Igor Mitreski (Macedonia).
La nómina de foráneos la completan los centrocampistas Danijel
Hrman (Croacia), Artem Kantsavy (Bielorrusia) y Alexander
Torbinskiy (Azerbayán), además del delantero estonio Tarmo Kink y
del uruguayo Marcelo Sosa, la última adquisición. Es un club
peculiar, con una enorme masa social y con un entrenador con graves
problemas para transmitir sus ideas. No es fácil aprender ruso,
porque en la Federación de Rusia se utiliza el lenguaje cirílico.
Con todo, el segundo entrenador realiza las funciones de traductor
y así el Spartak ha conseguido completar varias concentraciones de
pretemporada en España y en Turquía.
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