En la tierra del ajedrez, el Mallorca ganó ayer con blancas. Con
un par de movimientos de Etoo y con una excelente participación de
los peones del banquillo, que tras el descanso se encargaron de
darle jaque mate al Spartak y a la eliminatoria. Todo fue sencillo,
simple, casi insultante, un ejemplo diáfano de lo que separa
Mallorca de Moscú. Bastó un segundo tiempo acicalado para echar la
persiana a los dieciseisavos de final y pensar en el Atlético, una
historia distinta. Era un partido condicionado por los elementos,
pero ni siquiera la nieve metió miedo. Con la hierba un poco pelada
y el campo casi vacío, Spartak y Mallorca se repartieron respeto en
un arranque de encuentro que apenas tuvo contenido. Fue plano,
porque el equipo ruso carece de talento y porque Aragonés había
montado un once apañado, pero falto de acoplamiento.
Campano siempre tuvo la tendencia a moverse hacia al centro
(empezó por la izquierda), Marcos y Nagore actuaban en paralelo y
Etoo no tenía materia prima para hacer nada interesante. Con el
Spartak tratando de manejarse al contragolpe y el Mallorca
intentando apropiarse del balón, el choque anduvo sin gobierno
durante el primer tiempo. Apenas se pudo rescatar un tímido escorzo
de Bruggink y un servicio de Finidi que no alcanzó a rematar Etoo.
Los rusos no dieron señales de vida en ataque hasta que Pavlenko
enganchó un balón en profundidad y estrelló su remate en los
guantes de Miki, que tuvo un encuentro muy plácido. Fue lo único
que hubo para echarse a la boca. Luego, empezó a nevar.
Eso pareció anunciar que todo iba a cambiar. Y lo hizo, porque
el Spartak y el Mallorca decidieron intercambiar golpes. Pavlenko
disparó fuera tras una jugada individual y poco después Finidi se
encontró con el cuerpo de Lomaia tras un servicio de Etoo (minuto
53). El partido estaba peligroso, sin dueño, hasta que irrumpió
Etoo para reventarlo. En el minuto 66 agarró un servicio en
profundidad de Bruggink, se deshizo de Petkovic y tiró por debajo
del cuerpo de Lomaia. El Mallorca tomaba ventaja y el Spartak se
rendía. Luis movió el banquillo y los suplentes sellaron el
triunfo. Toni González empujó a la red una pelota trabajada por
Correa tras un error enorme de Kebe (minuto 80) y luego Perera
ejecutó una vaselina perfecta por encima de Lomaia tras una precisa
entrega de Correa (minuto 84), que tuvo dos apariciones galácticas.
Los rusos encajaban las bofetadas sin rechistar. El Mallorca había
hecho lo justo para apropiarse del botín y lograr una victoria que
le mete en octavos.
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