Sobre su aspecto frágil se edificó el mejor Mallorca de la
historia. Cuando él tenía su día, el rival tiritaba y sus
compañeros sonreían. Sus asociaciones con Dani, Tristán, Luque,
Pandiani o Samuel Etoo decoraron con letras de oro las mejores
páginas del Real Mallorca. Una porción de la historia bermellona
regresa enrolado en las filas enemigas. Ariel Miguel Santiago
Ibagaza (Lanús, Buenos Aires, 1976) vuelve mañana a un escenario
que roció de magia, goles y asistencias durante el mejor lustro
balear. Junto aCaño pisará de nuevo Son Moix Àlvaro Novo (Córdoba,
1978), un futbolista forjado en las catacumbas del Lluís Sitjar que
derramó clase en la banda diestra.
El Caño Ibagaza llegó en el verano de 1998 como el relevo de
Juan Carlos Valerón y, cinco años después, facturó su equipaje como
el extranjero que más partidos (143) ha disputado con el Real
Mallorca en Primera División.
Àlvaro Novo escaló desde el filial tras su periplo en el
Carabanchel y una prueba frustrada con los juveniles del Real
Madrid. Su debut acaparó elogios y portadas. Fue en el Santiago
Bernabéu y el cordobés firmó el pase del gol que adelantaba
momentáneamente a su equipo -el Mallorca perdió 2-1- tras sacarle
los colores a Roberto Carlos con un par de quiebros y amagos. «¿Es
el mismo chaval que estuvo a prueba con nosotros?», se preguntaban
asombrados los técnicos de las categorías inferiores del Real
Madrid. Del Bosque entre ellos...
Descubierto por Fernando Vázquez, Àlvaro Novo rebasó el centenar
de partidos (102) con la camiseta rojilla en Primera. Integrante de
la Quinta de la Intertoto, junto a Miki, Campano, Robles, Güiza o
Jesús Perera, Novo es un futbolista de impulsos. Dotado de una gran
habilidad para el regate y el centro, necesita mantener la
regularidad para asentarse en la elite.
El destino de Ibagaza quedó marcado desde su infancia. Ariel
comparte con Diego Armando Maradona el lugar de nacimiento, el
barrio bonaerense de Lanús, y su fecha coincide con el debut
dePelusa en la Primera argentina (1976). Con estas premisas, el
balón fue su primer juguete. Formado en las categorías inferiores
de Atlético Lanús, debutó en Primera recién estrenada su mayoría de
edad. Campeón del mundo sub-20 en Qatar'95, tras dejar en el camino
a la España de Raúl y De la Peña en semifinales, alcanzó dos
terceros puestos, un subcampeonato y conquistó la Copa Conmebol
bajo la pluma táctica de Héctor Cúper.
En el verano de 1998, el Mallorca traspasó a Valerón al Atlético
de Madrid. Héctor Cúper apostó por sustituir la magia del canario
por la imaginación del argentino. 450 millones de pesetas por el
50% de su pase provocaron su llegada. Debutó con la camiseta del
Mallorca el 30 de agosto de 1998, en el estadio Helmántico de
Salamanca. En la siguiente jornada, en su estreno en Palma, sufrió
la primera lesión grave de su carrera. Futbolista que necesita
estar físicamente a tope para rendir, ese contratiempo marcó su
primera temporada en el fútbol europeo. Pese a todo, colaboró en el
último triunfo ante el Real Madrid en el Lluís Sitjar y disputó la
final de la Recopa de Europa ante la Lazio en el estadio Villa Park
de Birmingham.
Al año siguiente, primero con Mario Gómez y después con Fernando
Vázquez, firmó su peor tarjeta. Suplente en un puñado de partidos,
su progresión quedó tan estancada que al finalizar esa campaña el
Mallorca le incluyó en la operación del fichaje de Finidi George.
El argentino, sin embargo, rechazó la oferta bética y decidió
quedarse. Se había propuesto triunfar en la isla y no estaba
dispuesto a arrojar la toalla.
Sus ganas y la decisión de Luis Aragonés de alinearle como falso
interior izquierdo formaron el mejor cóctel y el Caño se convirtió
en uno de los mejores jugadores de aquel torneo. Firmó 10 goles y
surtió una cantidad ingente de balones a sus compañeros. Incluso
llamó la atención de Marcelo Bielsa. El seleccionador le convocó
para la Copa América...pero Argentina renunció por la violencia del
país organizador, Colombia, y no cumplió con su sueño de debutar
con la albiceleste. Una deuda que, por cierto, sigue pendiente.
Tras dos veranos plagados de rumores, a finales del pasado mes
de agosto, unos días después de haber disputado la Supercopa de
España con el Real Mallorca, llegó su traspaso al Atleti. El Caño
atlético sigue sin ser el futbolista definitivo del Mallorca. Las
lesiones y su baja forma física le han impedido dibujar sus
pinceladas, su fútbol de salón, su toque de seda. Apenas en un par
de partidos ha dejado su sello.
Amantes de la isla, donde conservan su casa, Ibagaza y Novo
repartirán abrazos y repasarán anécdotas con sus amigos en una
tarde cargada de nostalgia.
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