Luis, que siguió todo el segundo tiempo desde la grada tras ser
doblemente amonestado, lamentó que su grupo hubiese encajado con
tanta premura el primer golpe porque eso favoreció el propósito del
Barcelona. «Hemos entregado el partido en quince minutos. Si
hubiésemos marcado en la primera parte, nos hubiésemos metidos en
el encuentro. Además, ellos tienen una velocidad de balón y un
toque impresionantes. Pasan por un buen momento y son muy difíciles
de parar» añadía el preparador.
A la hora de valorar la jugada más polémica del choque, la del
segundo gol catalán, Aragonés quiso apartar a Miki de cualquier
tipo de responsabilidad y señalaba que «el mayor culpable es el
entrenador. Cualquier jugador puede cometer un error y tal vez no
he sabido inculcar a la gente el carácter para que saliera
concentrado y con la agresividad necesaria». Sin alejarse de esa
acción, el técnico de los baleares subrayaba que «existen dos
faltas en una misma jugada. El portero no puede ser obstaculizado y
posteriormente hay fuera de juego de Luis Enrique. Él -por el
colegiado-, lo sabe».
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