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Javier García-Ochoa|MELBOURNE
Fernando Alonso ganó la carrera de los que no van en Ferrari al finalizar en tercera posición en el Gran Premio de Australia, tras los inalcanzables coches del alemán Michael Schumacher y del brasileño Rubens Barrichello, que se pasearon por el circuito de Albert Park. La poca emoción que hubo en la carrera, primera del Mundial, la puso Alonso al darse la salida. Aunque su Renault ya no cuenta con el fabuloso sistema automático, prohibido este año por el nuevo reglamento, salió como un cohete y se convirtió en el protagonista del inicio de la prueba.

Al apagarse los semáforos no solo superó el británico Jenson Button (BAR-Honda), que había logrado el quinto mejor tiempo en la sesión de clasificación, sino que también hizo lo propio con el colombiano Juan Pablo Montoya (Williams BMW), que partía delante suyo.

Montoya intentó cerrar a Alonso y el asturiano no cejó en su empeño y no dudó en salirse a la hierba del lado izquierdo de la pista para superarlo y así completó la maniobra.

Al llegar a la primera curva Montoya retrasó al máximo su frenada, pero como iba por el lado «sucio» de la pista se salió y tuvo que trazarla por la hierba de la parte exterior. Alonso recuperaba su línea de trazada y obligaba a frenar bruscamente a su compañero de equipo, el italiano Jarno Trulli, que también había salido como un misil desde el noveno puesto, y a Button.

Una vez superado este tramo de pista Alonso ya no tuvo, ni pudo competir con nadie, porque los Ferrari eran inalcanzables y sus seguidores tampoco podían seguir su ritmo, con lo que salvo error o rotura mecánica, su quinta subida al podio estaba asegurada. A pesar de todo el asturiano logró que los Ferrari no se le fueran mucho en el primer relevo, antes de parar a repostar y cambiar neumáticos en la vuelta undécima de las 58 de que constaba la carrera, pero después, aunque estaba en tierra de nadie, a medio segundo de los Ferrari y a medio segundo de sus seguidores, primero Button y luego Ralf Schumacher, siguió tirando hasta la tercera y última parada, para luego ya conservar la mecánica en las últimas dieciocho.

Autores de los dos mejores tiempos en la sesión de clasificación, Michael Schumacher y Rubens Barrichello se pasearon por el circuito de Albert Park y han pulverizado todas las marcas, a pesar del conservadurismo de todos los equipos en esta primera carrera en la que el motor debía durar los tres días de la prueba.