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Como una simple cuestión de supervivencia. De esta manera afronta el Drac Inca un partido cuya trascendencia se podía adivinar desde hacía semanas. Los mallorquines se juegan buena parte de su futuro en la LEB en la cancha de un colista que venderá cara su eterna última plaza -la que provoca el descenso directo- y pretende aferrarse a sus contadas opciones, que pasan en buena medida por tumbar al Inca (18 horas).

Aracena Ponts no puede dejar pasar una nueva ocasión ante sus incondicionales si aspira a jugar las series por la permanencia, su última baza de salvación. Los catalanes han incorporado esta semana al pívot Óscar García, después de que Quique Moraga renunciara a jugar tras las críticas vertidas por el presidente del Aracena, Julio Gálvez, hacia su rendimiento.

El panorama no invita al optimismo en el Drac Inca, que afronta con todos sus argumentos el partido más importante del curso. La sombra de la sospecha se cierne sobre el banquillo del Palau d'Esports, más después de acumular dos derrotas que han complicado aún más la delicada situación de un plantel que contará esta tarde con el apoyo de quince aficionados de la Penya Dracs, que se desplazarán hasta la localidad de Ponts (Lleida) para arropar a unos jugadores que precisarán de sus ánimos para tumbar a un Aracena que deberá realizar un notable esfuerzo para hacerse con el basket average directo, pues en Inca capitularon por un claro 88-75.