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A punto de cumplirse tres temporadas de existencia de la Liga Femenina 2, el baloncesto balear ha adquirido un rango notable en una categoría hasta entonces maldita para nuestros representantes. Puig d'en Valls y Jovent abrieron fuego y las ibicencas hicieron historia obteniendo sin apenas obstáculos el pasaporte hacia la máxima categoría. La irrupción del Olis Sóller supuso un salto de calidad para el deporte de la canasta femenino y Mallorca empezaba a hacerse notar. Las de la Vall son una referencia y encabezan la clasificación tras quedarse a las puertas de la gloria hace casi un año.

Pero en el curso que toca a su fin, Miquel Ballester y las suyas no estarán solas. El Nacex Jovent, uno de los clásicos de la LF2, está rubricando sus mejores números y a falta de dos jornadas, además de tener el billete para los playoffs garantizado, aspira a arrebatar la segunda plaza al Aifos. La contundente victoria (56-79) cosechada este pasado fin de semana en Linares ha dado un vuelco a la tabla. Olis Sóller ya es líder en solitario y Nacex Jovent ha pulverizado los pronósticos. Las pupilas de As García han sabido enderezar el rumbo tras un irregular inicio y su regularidad les puede valer la ansiada segunda plaza, y por consiguiente, el factor pista en las series de ascenso.

La constancia y la humildad son algunas de las claves que definen el éxito de un proyecto surgido desde sa Indioteria y que tiene a Jaume Palou como principal valedor. El presidente del conocido club palmesano ha sabido administrar con sentido común y prudencia los recursos limitados de una entidad modesta. El carácter de As García ha hecho el resto desde el banquillo del Germans Escalas. La entrenadora sentó las bases de un equipo sólido durante el pasado curso y ahora se están recogiendo los frutos. Jugadoras de la clase de Sonia Juanes, Sandra Peña o Elsa Donaire, una de las más resolutivas de la categoría, se unieron a Tere Pecos o Gloria Jábega, emblemas de la cantera. Las jugadoras de base alternan su presencia y han tenido minutos, pero para que solidificaran los cimientos se realizó una ambiciosa apuesta. María Vilouta, Judith Viñuela y Cristina López otorgaban mayor solidez. Antonia Solà y Vanessa Picallo, dos buenas conocidas del entorno, completaban el bloque.