La imagen del camerunés, rodeado por sus rivales e ignorado por sus
compañeros, resume el tamaño de una herida que parece imposible
suturar y que vuelve a dejar al grupo de Luis en la cornisa del
«infierno». Ayer tiró a la basura su teórica recuperación con una
derrota elevada a la categoría de desastre por las victorias de
Celta y Espanyol. A cinco jornadas para el final, el Mallorca se
mantiene en el alambre (1-2). La historia de este descalabro
empieza en el minuto 38 con un remate a bocajarro de Quique Àlvarez
después de una falta botada por Senna; continúa en el 78 con una
jugada rocambolesca que finaliza Pedro Martí sin ningún rival que
le estorbe y termina en el 93 con el segundo penalti que
desperdicia Samuel Etoo en el presente campeonato. En medio, en la
última acción de la primera parte, una pena máxima transformada por
el camerunés para sellar el empate y dos ocasiones de lujo que
Perera arrojó a la basura.
El Mallorca amaneció con los peores síntomas. Blando y sin
sangre, al Villarreal no le hizo falta pisar el acelerador para
visitar con peligro a Leo Franco. Con el grupo de Luis sin
decidirse entre defender el cero en su portería o atacar en busca
de un triunfo vital en sus aspiraciones de permanencia, el
Villarreal convocó al drama del 0-1. Senna botó una falta lateral y
Quique Àlvarez se incrustó entre la indefinición indígena para
batir a Leo Franco en su media salida con un suave toque desde el
suelo (min. 38). El gol despertó al Mallorca de su letargo y el
grupo de Luis ofreció su mejor versión hasta los vestuarios. Etoo
se hinchó a fabricar jugadas, entre ellas un tiro al poste, hasta
que selló de penalti su gol número 50 con la camiseta rojilla en
Primera (min. 45).
El segundo acto nació con un Mallorca acomodado y un Villarreal
conformista. Con estos parámetros, la cita se convirtió en un
enorme bostezo. Un error de Cortés, que no acabó en gol gracias a
la ingenuidad de Víctor, provocó los primeros pitos de la grada. Y
es que daba la impresión de que el Villarreal se jugaba la
permanencia y el Mallorca apenas un amistoso. Un par de cabriolas
de Nené, sustituto de un Correa desesperante, revolucionaron al
público y a sus compañeros. El brasileño metió un pase de oro a
Perera, que le regaló la ocasión a Reina. Con el Mallorca
flirteando llegó la puntilla. Víctor encaró a Leo, el argentino
despejó, Niño y Guayre pelearon por el balón y el rebote le cayó a
Martí, que remachó en el segundo palo (min. 78). De ahí al final,
desesperación, drama y las lágrimas de Etoo.
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