El Mallorca se cobró una nueva víctima y celebró la permanencia
con su quinto partido consecutivo. Los bermellones mostraron en
todo momento su orden y aprovecharon la indecisión atacante de los
gallegos para resolver en los minutos finales un partido que
parecía destinado al empate (1-2). El Celta se jugaba la vida y
trató de intimidar de salida al Mallorca imponiendo su centro del
campo y cargando el juego hacia los costados. Pese a ello, acusó la
falta de fuerza de la que había adolecido durante la temporada y
los de Aragonés no sufrieron en exceso durante los minutos
iniciales.
A los baleares les costó ganar en profundidad y únicamente se
mostraban en ataque cuando algún de robo de balón en el centro del
campo lo permitía. El primer acercamiento tímido corrió a cargo de
Bruggink y hubo que esperar hasta el minuto 25 para observar una
acción peligrosa en los dominios de Cavallero. Pereyra se adueñó
del esférico en el círculo central y encontró a Jesús Perera con un
magnífico pase al hueco que sorprendió a la defensa viguesa. El
extremeño quiso redondear su acción con una vaselina pero la
fortuna le dio la espalda. Sólo un minuto antes, Àngel había
estropeado una jugada estupenda de Luccin que pudo haber abierto el
marcador.
Los de Carnero seguían insistiendo por los flancos,
principalmente el derecho, y recogieron pronto sus frutos. Una
pérdida de balón de Nadal habilitó a Edu para conceder la mejor
ocasión del primer tiempo a los gallegos. Sin embargo, Miki ganó la
partida al brasileño y logró despejar a corner (minuto 31).
Superada esa media hora el Celta alcanzó su mejor momento aunque
sin llegar a traducirlo en goles. Sobrepasado el tiempo
reglamentario fue el mismo Edu quien mejor lo tuvo para estrenar la
cuenta gallega, pero no supo culminar tras recibir el cuero en el
cogollo del área y mandó el balón muy por encima del larguero.
Los locales salieron en tromba tras la reanudación y pronto
empezaron a bombardear la puerta de Miki a través de todos sus
elementos ofensivos. Gustavo López y Milosevic y compañía se
desesperaban ante su suerte hasta que apareció la mano de Pereyra
para desviar un centro en el interior del área que Rubinos Pérez no
dudó en señalar como penalti. Edu asumió la responsabilidad y
volvió a estrellarse. Su disparo seco fue a parar a uno de los
fondos y el estadio ya se mentalizaba para lo peor.
Eso abrió la puerta a un segundo tiempo eléctrico, porque el
Celta seguía desperdiciando balas y Perera y Bruggink utilizaban
cualquier excusa para asustar a los célticos. El Mallorca fue
ganando terreno y supo utilizar mejor sus llegadas. Nené se rehizo
de un mal y definió a lo grande con el partido casi acabado. Poco
despúes, Perera adornó el partido y Jandro maquilló el desastre
céltico.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.