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C.T.|LISBOA
Uno de los aspectos que ha llamado la atención durante la Eurocopa ha sido la altura y corpulencia de algunos de los delanteros centros que han participado en distintas selecciones del torneo y que, salvando las distancias, se acercan más al estereotipo del jugador de baloncesto que al de futbolista. Son lo que se podría llamar los pívots de la Eurocopa, ya que, en muchos casos, sacan una cabeza a muchos de sus compañeros, y, entre ellos, han destacado, tanto por esta circunstancia como por sus goles, el checo Jan Koller, el sueco Zlatan Ibrahimovic, el holandés Ruud Van Nistelrooy, el griego Angelos Charisteas y el ruso Dimitri Bulykin. Son jugadores que, en su mayoría, se alejan del delantero menos corpulento, pero que basa sus opciones ante la portería contraria en la habilidad y el regate ante la ausencia de una mayor potencia física. Es cierto que salvo Koller, con sus 202 centímetros, el resto de delanteros corpulentos apenas destacaría por su altura entre la gente del baloncesto, pero del mismo modo, en el fútbol disponer de 1,90 metros de alzada sí que les distingue entre el resto de jugadores.

Es Koller el que más llama la atención. El domingo abrió el camino de la victoria de su equipo y sumó su segundo tanto del torneo, pero hay otros que han brillado como delanteros con una altura muy superior a la media que se maneja en el fútbol. El sueco Zlatan Ibrahimovic, con 1'93, ha dejado algunos de los momentos más espectaculares, sobre todo con su gol a Italia, en el que de espaldas a la portería y con una agilidad y coordinación de movimientos poco comunes en jugadores de esta altura. El más efectivo de los gigantes de la Eurocopa ha sido Van Nistelrooy (1'89), con cuatro goles entre la fase inicial y los cuartos de final, es el segundo máximo goleador del torneo, sólo superado por Milán Baros. De todos ellos, es el que más calidad posee de todos. Se sale de la definición de nueve puro, pues a su definición, también presenta una sobresaliente velocidad y una amplia gama de movimientos fuera del área que le convierte en uno de los mejores del mundo en su puesto.

Llegó Charisteas (1'91) a la Eurocopa tras una floja temporada en el Werder Bremen alemán, que le auguraba un papel secundario en el torneo, pero su gol ante España en la segunda jornada fue decisivo para que Grecia (1-1) llegase a los cuartos de final, mientras que el segundo que ha marcado, ante Francia (0-1), le ha convertido en el héroe nacional de su país. El jugador de la selección de Otto Rehhagel es un nueve potente, con habilidad justa y velocidad limitada, pero hace gala de una potencia sobre la que se ha sustentado Grecia para hacer historia. El ruso Dimitri Bulykin es de todos los citados el 9 más puro. Su zona de movimiento se limita al área. Basa todo su juego en la potencia y su principal arma es el remate de cabeza. Su gol ante Rusia, en el que aunó todos estos valores, le definió a la perfección. Además, en la selección de Holanda, hay una colección de atacantes espigados, ya que además de Van Nistelrooy, figuran Pierre Van Hooijdonk (1'93), Patrick Kluivert (1'88) o Patrick Kluivert (1'88), mientras que en la República Checa, junto a Koller, también se encuentra Vratislav Lokvenc, su torre gemela en el que equipo con 197 centímetros.