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Un lago. Una pareja de pescadores. Gente paseando su calma envuelta en una bata blanca. Algunos incluso sin albornoz. Olor a naturaleza. Y silencio. Mucho silencio. El Hotel Champneys Springs Resort es un lugar idílico. Alejado de la pequeña localidad de Ashby de la Zouch, en medio de la nada, y unido a la realidad por una minúscula carretera en medio del prado, el hotel de concentración del Real Mallorca acoge, desde su inauguración allá por los años 20, a cientos de naturópatas en busca del paraíso.

La expedición pisó la tierra prometida con unas condiciones inmejorables. Aquí la temporada es ideal. Ni frío ni calor. Entre los 18 y los 23 grados, aunque cuando cae la noche conviene sacar la rebeca de la maleta por el descenso de las temperaturas. En el hotel está prohibido fumar y la venta de bebidas alcohólicas.

Aquí, en Ashby, Internet suena a chino. Apenas hay cobertura para los teléfonos móviles y hay que subir hasta un pequeño montículo para mantener una conversación digna. No hay un salón para navegar y sólo los privilegiados que dispongan de un ordenador personal pueden gozar de ese privilegio. Siempre que configuren el pórtatil. Que se lo pregunten a Benito Floro. El técnico asturiano recorrió los numerosos pasillos del hotel para que alguien le solucionara sus problemas a la hora de conectarse a la red. «Excuse me, Internet, please», se expresó Floro en un inglés aceptable.

Mientras esperaban la hora de la cena, los jugadores mataron el tiempo en la sala de juegos. Los más jóvenes se retaron a una partida de billar o de futbolín. Otros, en cambio, optaron por descansar en sus habitaciones.

Ashby de la Zouch es un pueblo perdido en el condado de Leicestershire. La calle principal es el alma de la localidad. En esta figuran los típicos pubs donde los habitantes, apenas un millar, disfrutan de sus pintas (cerveza típica inglesa).

El mercado callejero anima las mañanas de Ashby. Por las tardes, los nativos acuden a la piscina cubierta de la localidad y por la noche los pubs se llenan de jóvenes en busca de diversión. La diversidad gastronómica es variada. En Ashby pueden degustar un chino, un indio o un italiano. Para todos los gustos.

El pueblo es típicamente inglés. Da igual que te encuentres en el sur, el norte o el East Midlands, como es el caso, que las postales de Inglaterra no varían nada.

Las casas bajas y los techos rojicos, unido al verde de los prados, dibuja una estampa británica al cien por cien. Con este cuadro en tus narices, quién quiere Internet.