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El periplo de Manuel Martín Vences (Cáceres, 1933) al frente de la Escuela Balear de Entrenadores de Fútbol ha llegado a su fin. Después de doce años en los que el organismo ha sufrido una notable transformación, el carismático técnico cambia de aires y pone punto y seguido a una brillante trayectoria dentro del campo profesional. Su nombre forma parte de la historia contemporánea del balompié balear, pero en la última década volcó sus esfuerzos en enseñar a los más jóvenes a tener porte en el banquillo, su hábitat natural desde que aterrizó en Mallorca.

Su marcha es la consecuencia de una decisión meditada. «Hacía año y medio que insinué que me quería ir, porque consideraba que mi ciclo se había agotado. Cuando llegó Miquel Bestard, le dije que cuando cumpliera el objetivo de hacer el curso nacional y los de iniciador en Menorca, Eivissa, Formentera e Inca, dejaría la Escuela», añadió. Al mismo tiempo que él, el hasta ahora secretario del ente, Joan Bibiloni, también cesa de su cargo, en una decisión que Martín Vences define como «irrevocable». El agradecimiento a sus compañeros es algo que recalca, de la misma manera que el comportamiento por parte de la Federación Balear en los últimos meses.

A la hora de hacer balance, Martín Vences recuerda sus incios en la Escuela. «Fueron difíciles, pues hasta que encontramos nuestra ubicación actual tuvimos varias sedes. Además, comenzar siempre es complicado, pero con el paso de los años conseguimos sentar las bases de una sólida estructura», explicó Martín Vences, quien destacó el valor del apoyo del IME, con el que han colaborado en escoletas y colegios.