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José Antonio Diego|ATENAS
El ucraniano Yuri Bilonog y la rusa Irina Korzhanenjo se proclamaron campeones olímpicos de lanzamiento de peso sobre la superficie terrosa del estadio de Olimpia, que fue en 776 a.c el solar primigenio de los Juegos. El estadio donde empezó todo en la noche de los tiempos volvió a ser, por un día, la palestra donde los atletas pusieron a prueba su habilidad y su fuerza. Más de veinte mil personas siguieron las consignas de las autoridades griegas para no deteriorar los tesoros arqueológicos, asistieron con religiosa atención, sentados sobre la hierba, al desfile de forzudos por el círculo de lanzamientos.

Bilonog, quinto en Sydney y campeón mundial en sala hace siete años, batió al gran favorito, el estadounidense Adam Nelson, por su segunda mejor marca, ya que los dos lanzaron la bota de 7 kilos a 21,16 metros. El concurso de Bilonog fue mucho más consistente, con dos tiros de 21,15. La medalla de bronce fue para el otro lanzador que superó los 21 metros, el danés Joachim Olsen, que con 21,07 condenó al español Manuel Martínez, una vez más, a la que él mismo denomina «medalla de chocolate», el cuarto puesto.

El leonés confirmó desde el principio las buenas sensaciones que había tenido en la calificación de por la mañana, donde se había metido con la séptima mejor marca, y con un tiro de 20.70 metros tuvo el bronce en su poder hasta la tercera ronda, cuando el danés Joachim Olsen se fue hasta los 21.07. El español firmó uno de sus mejores concursos del año, siempre buscando esos 21 metros. Su primer lanzamiento de 20.70 era un gran principio que le quitaba el agobio para los dos siguientes (20.47 y 20.48) de tener que apurar para la mejora.