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Santiago Aparicio|ATENAS
Javier Bosma y Pablo Herrera, los componentes del equipo de España de voley playa, se quedaron sin el oro de Atenas 2004, que fue a parar a manos de Ricardo Santos y Emanuel Rego, el dueto brasileño que confirmó su condición de primera pareja del mundo en este deporte. Lejos de mostrar su aspecto habitual, el que le había lanzado hasta la final del torneo olímpico, Bosma y Herrera aparentaron ser presa de la tensión desde el primer momento. No fue la situación esperada por el catalán de Rosas (Gerona), de treinta y cuatro años y con tres Juegos a sus espaldas, habituado a transitar contra las adversidades en un lugar como España, todavía apartado del populismo que el voley playa empieza a gozar en cualquier otro lugar.

Sin embargo, Bosma fue el que más pareció acusar la situación al principio. Desbordado por el magno acontecimiento, la monumental fiesta de color instalada en las gradas y un equipo como el brasileño, que conforman el mejor conjunto del momento y que logró, en el tercer intento, el primer título olímpico de la historia. Un par de errores al principio del juego destaparon la inseguridad en el dueto español, que cedió una notable ventaja a su adversario (5-2). Fue a remolque a partir de ese momento, a pesar de los esfuerzos de los hispanos, en clara desventaja de seguidores en las gradas.

Herrera mantuvo el desparpajo que perfectamente se ha acomodado a las características de su compañero y Bosma se entonó. Pero España jugó a tirones y eso dotó de tranquilidad a Ricardo y Emanuel, que solucionaron la carencia de éxitos en los Juegos. Un lastre que supieron sobrellevar. Las imprecisiones se prolongaron y la remontada empezó a parecer imposible (14-9). Y lo peor es que la fortuna empezó también a ser esquiva para el catalán y el castellonense. La pareja sudamericana, que este año ha perdido contra Bosma y Herrera en los dos partidos en los que se habían encontrado, emergió de forma espectacular y cerró la primera manga por un claro y contundente 21-16.