Elena nos dedicó esta imagen tras su participación en el Mundial de Anaheim.

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Las gimnastas son una especie que se caracteriza por el desarrollo tardío de sus cuerpos, pero la mente de Elena Gómez se ha desarrollado muy deprisa. Líder indiscutible del equipo español, ha tenido que soportar una enorme presión los dos últimos años, y sabe perfectamente lo que necesita. Ha decidido abandonar una temporada Madrid para volver a disfrutar de la gimnasia. Ayer llegó a un acuerdo con el seleccionador nacional Jesús Carballo para ejercitarse los próximos meses en Manacor bajo las órdenes de Joana Maria Rigo, la entrenadora que la descubrió. Su objetivo es volver a enamorarse de este deporte y llegar con ilusión a Pekín 2008 para colgarse una medalla que le debe la historia. Desde que se subió a lo más alto del cajón en la prueba de suelo en el Campeonato del Mundo de Debrecen 2002, la responsabilidad de Elena Gómez en el equipo nacional se multiplicó considerablemente, hasta que el curso anterior llegó a convertirse en una presión asfixiante. Carballo contaba con un grupo muy reducido, demasiado para aspirar a algo grande en Atenas, y exprimió a sus gimnastas, especialmente a la manacorina. Sus notas en los cuatro aparatos eran imprescindibles y las opciones de medalla de la selección pasaban por su ejercicio en suelo.

Jesús Carballo entiende los motivos de Elena Gómez. Sabe que cinco años alejada de su familia son muchos y comprende que la presión a la que le han sometido ha sido muy elevada, incluso para una campeona del mundo. A partir de este momento Joana Maria Rigo va a volver a jugar un papel muy importante en la carrera deportiva de la mejor gimnasta española de todos los tiempos. La entrenadora que la descubrió en un modesto gimnasio de Manacor va a asumir la responsabilidad de conseguir que Elena vuelva a sonreir sobre el practicable. A la gimnasta manacorina nunca le ha gustado hacer planes a largo plazo y ahora no va a cambiar su estilo. Tiene muchas cosas que sopesar, pero su nuevo futuro tiene techo en enero de 2005. Quiere pasar tiempo con su familia, recuperar los estudios y volver a disfrutar practicando gimnasia, aunque sigue teniendo muy claro que su carrera deportiva todavía no ha terminado. Por este motivo hoy probablemente cerrará un acuerdo con Carballo que le permitirá realizar la pretemporada en la Isla. El seleccionador nacional conoce a la perfección a la gimnasta y confía en Joana Maria Rigo por lo que permitirá que Elena vuelva a casa.

Elena había respondido en el Mundial de Anaheim 2003 (medalla de bronce en suelo) y en el Europeo de Amsterdam 2004 (medalla de plata en suelo), pero apenas tuvo unos meses para preparar el nuevo ejercicio que debía presentar en Atenas, la cita más importante de los últimos cuatro años. La sonrisa que dibujaba su rostro en Hungría (diciembre de 2002) se había convertido en tensión en Grecia (agosto de 2004). En su actuación olímpica tuvo un pequeño fallo y las jueces de la Europa del Este se encargaron de dejarla fuera de la final olímpica. Elena retrasó sus lágrimas y apeló a su orgullo para hacer el resto de aparatos y regalar un diploma olímpico al equipo (quintas en la general). Elena Gómez sabe perfectamente que no podía seguir ese ritmo cuatro años más y llegar a Pekín, por lo que ha decidido redirigir su carrera deportiva. Ayer le explicó su plan a Jesús Carballo y hoy llegarán al acuerdo definitivo para que la mallorquina abandone temporalmente la concentración de la selección española en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid.