En un día de transición antes del viaje a Santander, cuando el
balón marcaba una suave sesión en la que las miradas se dirigían al
capitán, Raúl González, recuperado de su fiebre, el seleccionador,
Luis Aragonés, se encaró con José Antonio Reyes para transmitirle,
a gritos, un mensaje. Cara a cara. Totalmente pegados y ante la
mirada sorprendida del resto de internacionales, Aragonés gritó:
«Debe ver las cosas con más luz, tener claridad. Dígale al negro
que usted es mejor. Dígaselo de mi parte. Usted es mejor».
Cuando el seleccionador se acercaba a Reyes, el sevillano seguía
dando toques al balón en el ejercicio que completaba como el resto
de jugadores de campo internacionales. Segundos después sólo
reculaba pasos hacia atrás que no frenaban el ímpetu de
Aragonés.
En un gesto similar al famoso «míreme a los ojitos» del técnico
a Romario cuando ambos compartían experiencias en el Valencia,
Aragonés quiso dejar claro que el momento de Reyes es magnífico,
mejor que el de su compañero del Arsenal, Tierry Henry.
Al delantero francés hizo referencia al «estilo Aragonés». Usted
es mejor que Henry. Porque el seleccionador piensa que los elogios
mediáticos en Inglaterra los acapara Henry cuando los méritos sobre
el campo son compartidos y en el inicio de temporada, incluso
mayores los del español. Tras la sesión, Reyes restaba importancia
con una sonrisa dibujada en su rostro. «He bailado pegado al
míster. Ha sido un momento de risa y cachondeo».
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