Tomeu Llompart da instrucciones durante el entrenamiento de ayer. Foto: MONSERRAT

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Sabe el mallorquinismo que en tiempos de crisis la puerta de Llompart siempre está abierta. El técnico de Inca aguarda en su despacho, haciendo informes, como si nada. Le piden que saque el chándal del armario y se calza las botas al día siguiente, en el que regala un buen manojo de sonrisas mientras se hace cargo del entrenamiento. Algo va mal y Llompart tiene el objetivo de cambiar de dinámica, como ha hecho casi siempre. Hoy, curiosamente, regresa al escenario que devolvió al Mallorca a la elite, allá por 1997. Juega la Copa, un torneo menor, pero un partido que escrutará la fiabilidad de este proyecto (Teresa Rivero, 21.30 horas). No llega en un buen momento la cita, porque el equipo está zarandeado por las lesiones y porque la eliminatoria se juega a partido único ante un rival de enjundia, pese a que ahora lame sus heridas en Segunda B. Llompart se va a encontrar con un encuentro en el que tiene poco que ganar y un rival que también está muy necesitado de buenas noticias. Por eso el entrenador mallorquín tratará de apelar al sentido colectivo y tirar de psicología para rearmar al equipo, quebrado tras la derrota en Anoeta y la destitución de Floro. Llompart ha tratado de quitarle relevancia a la Copa, porque cree que el Mallorca donde se juega la vida es en la Liga. Tal vez por eso ha recurrido al filial, además de porque el parte médico es muy extenso. El preparador isleño ha convocado a Campos, Carmona, Luciano y Bazán, además de citar también al portero Alberto, que entra en la lista en lugar de Moyà. Tomeu Llompart tiene previsto que actúe Westerveld de inicio y deberá introducir muchos cambios en el once ante la ristra de lesiones. Delibasic tiene una rotura fibrilar, Marcos Vales una metatarsalgia en el pie izquierdo, Niño una contractura, Pereyra una sobrecarga en el cuádriceps derecho, Poli una contractura en el muslo y Müller tiene problemas en los isquiotibiales. Ninguno jugará en Vallecas y, además, el suizo estará un mínimo de tres semanas de baja después de romperse en San Sebastián.

Eso deja muy herido al Mallorca, que va a tener que echar mano de jugadores no habituales, como Iván Ramis y Perera. El extremeño jugará arriba con Luis García, por lo que Llompart va a cambiar el polémico dibujo de Floro. Tiene previsto formar con dos delanteros, con un centro del campo con dos pivotes (Marcos y Farinós, probablemente) y Campano y Arango en las orillas. La zaga es una incógnita, pero Cortés se ha quedado en Palma y es probable que Campos juegue por la derecha y Tuni por la izquierda. Ballesteros y Ramis serían la pareja de centrales. El equipo de Carlos Orué se ha adaptado a la perfección a su nueva categoría. Milita en el mismo grupo que el filial del Mallorca -ganó en su visita a Son Moix- y se encuentra en la tercera posición después de ganar al Lanzarote. El grupo madrileño cuenta con futbolistas de primer orden, que han actuado en la mejor época del Rayo en Primera, como Iriney o Palacios. Además, tiene en su nómina al delantero Geni, que actuó en el Real Oviedo, o a Rojas, formado en el Madrid y que jugó en el Málaga en la máxima categoría. Orué tiene previsto introducir variantes porque sabe que la Liga es prioritaria y por eso es probable que eche mano de algún jugador del filial, como el delantero Lucas, que se ha convertido en una de las últimas joyas de la cantera rayista.

No se espera mucho ambiente en Vallecas, porque el Rayo no vende tanto en Segunda B y porque el Mallorca tampoco anda en un buen momento. Es vicecolista de Primera junto al Numancia.