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Los problemas crecen en el Real Mallorca. El calendario que viene añade más leña al fuego del pesimismo encendido en el mallorquinismo, que contempla desde la desilusión el peor arranque de su equipo en los últimos veinte años. Si el presente es inquietante, con sólo dos de los últimos 21 puntos posibles y siete jornadas consecutivas sin conocer la victoria, el futuro es para echarse a temblar. Al margen de la segunda eliminatoria de la Copa del Rey, que se disputará el próximo día 10 ante un rival que se conocerá hoy, el grupo balear debe afrontar cuatro citas de órdago en un mes de noviembre que puede marcar toda la temporada.

Para empezar, de primer plato, el mejor Sevilla de los últimos tiempos espera en el Sánchez Pizjuán, un estadio que se abonado al «1» en el presente campeonato. Por allí han doblado ya la rodilla Albacete, Atlético de Madrid, Levante y Real Sociedad. El grupo de Caparrós es el único que divisa la matrícula del líder -es 2º con 17 puntos, seis menos que el Barça- y recibirá al Mallorca herido tras caer el pasado domingo en La Romareda (3-0).

La pasada campaña, el Mallorca de Luis Aragonés cayó con estrépito en un encuentro marcado por el debut del argentino Guillermo Pereyra y por el extraordinario golazo del mallorquín Pep Lluís Martí en los estertores del duelo. El jueves recibe al Alemannia Aachen en la Copa de la UEFA. El técnico del Sevilla se mostró ayer enemigo de los halagos por considerar que debilitan ya que «cuando nos están dando muchos halagos no estás al nivel de atención adecuado y esto exige el cien por cien».