TW
0

El filial del Mallorca se había acostumbrado durante los últimos años a vivir bajo el peso de la clasificación, pero esta temporada su aspecto se está deteriorando más de lo esperado. Consumido poco más de un tercio del campeonato, el conjunto balear ha tocado fondo en el arranque más gris de competición desde su que materializara su regreso a la Segunda división B. En estos momentos es el peor de los 80 equipos que componen la categoría y su habitual punto de partida, la segunda vuelta, se observa más empinada que nunca. La derrota del pasado domingo en Leganés resultaba perfectamente previsible, pero eso no ha amortiguado su impacto sobre la plantilla. La zona templada se aleja a medida que transcurren las semanas y con el equipo permanentemente maniatado por las bajas y las necesidades del primer equipo, Toni Cazorla está obligado a actualizar su manual de supervivencia antes de que sea demasiado tarde porque de lo contrario, el panorama seguiría absorbiendo la escasa luz que refleja hasta el momento.

Faltan todavía seis encuentros para cerrar la primera vuelta y el grupo mallorquinista ya no puede permitirse más licencias. 8 puntos de 42 posibles y 2 victorias en 14 partidos reflejan un balance raquítico y le han señalado como el conjunto más flojo de los cuatro grupos nacionales. Junto a ese registro, comparte con el Mirandés (grupo II) el de ser la plantilla menos goleadora de la división de bronce con unicamente seis goles en sus bolsillos y transporta otra carga en solitario: la de ser el conjunto que acumula más derrotas (10) a estas alturas de la competición. La situación no implica nada nuevo para este filial, que ya ha acreditado en otras ocasiones su capacidad para manejarse con soltura entre la espada y la pared. Aún así, es consciente de que no juega con las cartas con las que lo hacía anterior mente y la sombra del descenso parece más amenazadora que nunca.

Todo indica que las causas que han provocado esta sacudida siguen siendo las mismas que en el ejercicio anterior - excesiva juventud, falta de experiencia, numerosas lesiones-, pero este año las convocatorias de la primera plantilla han tenido una especial incidencia sobre el grupo que dirige Toni Cazorla. Ese habitual movimiento de futbolistas -Carmona, Campos, Luciano y Víctor está cada semana a expensas de las decisiones de Cúper- delata que el estado de salud de la cantera de Son Bibiloni es perfecto, pero sería complicado asimilar un descenso a final de temporada porque podría limitar demasiado la proyección del algunos futbolistas. El mercado de invierno se vuelve a presentar nuevamente como una de las soluciones más a mano del filial, que podría paliar así el déficit que padece en algunas zonas del campo. La campaña anterior por ejemplo, se produjeron en ese plazo los fichajes de Luciano, Elías o el brasileño Rogerio y el equipo alteró su tendencia hasta consolidarse como uno de los mejores de la segunda vuelta. Pese a ello, la trayectoria que se está siguiendo este año obliga a modificar muchas cosas. En el ejercicio 2003-04 y a pesar del decepcionante arranque el Mallorca B contaba con cuatro puntos más de los que administra actualmente, estaba a sólo tres puntos de la salvación y había marcado el doble de goles.