Sobrevivió el Mallorca a otra noche de calvario y desastre. El
ímpetu de Delibasic y Luis García, con tres goles en los diez
últimos minutos de partido, rescató al equipo de Cúper de los
infiernos de una derrota que se estaba ganando a pulso. La garra de
los dos delanteros y los atinados cambios del técnico argentino
-Campano y Tuni- endulzaron la noche para el grupo balear y
condenaron al bloque de Máximo Hernández, ya encogido y escasamente
convencido de unas posibilidades que habían sido tangibles apenas
unos minutos antes, cuando ganaba 0-2 (3-2).
Hubo poco fútbol, pero cinco goles en Son Moix. El Mallorca se
arriesgó a la humillación de la goleada con momentos de fútbol
criminal, sangró a borbotones durante ochenta minutos ante el
penúltimo clasificado de la Liga, pero agarró una victoria
increíble en un final orgiástico. La historia de esta remontada
arranca en el minuto 79. En siete minutos de apagón, el Numancia se
enredó en la incomprensión y engrandeció al Mallorca. Marcó tres
goles, dos de ellos tras sendos saques de esquina, y certificó su
primera victoria en Palma tras más de seis meses de tormento.
Sólo Delibasic, Luis García y los recién entrados Campano y Tuni
se rebelaron contra la realidad de un equipo que defendió mal,
encajó un gol de chiste y otro de bandera, y construyó sin
criterio. Pero la calidad siempre es capaz de imponerse al desorden
y enderezar situaciones desesperadas. Hasta esa reacción, el
Numancia vivía cómodamente encerrado en su parcelita de área. Con
0-2, un rival tocado y una grada camino de casa, el sudor y los
pelotazos sorianos eran suficiente.
Pero camino del despeñadero, con el Mallorca más colista que
nunca, apareció la conexión mágica, el cordón umbilical que une la
calidad de Luis García y las tablas de Delibasic. Dos grandes
futbolistas que comienzan a entenderse, adivinar intenciones y
desequilibrar. Campano tomó un balón en la esquina, preparó su
rosca y Delibasic, entrando como un obús, remachó a la red con un
cabezazo en plancha (min. 79).
Sin tiempo para celebraciones ni gaitas, el Mallorca se tiró de
nuevo a la yugular de su rival. Un nuevo balón peleado desembocó en
la esquina. Allí, con el aliento de la grada pegada en la nuca,
Campano repitió el ritual y el desenlace. Esta vez fue Luis García,
quien recogió el balón en el segundo palo y selló un disparo a la
media vuelta genial que descansó en la red (min. 81). Con la grada
extasiada, los aficionados mirándose entre sí y los jugadores del
Numancia frotándose los ojos, llegó la puntilla. Luis García
recibió de Arango de espaldas a portería, protegió el balón y sacó
a paseo su diestra con un disparo a media altura que retrató a
Juanma (min. 86). 3-2 y la locura instalada en Son Moix.
Todo el partido fue un carrusel de incongruencias, juego
timorato y pelotazos sin sentido. Fútbol en los suburbios. El
Numancia presionó como se esperaba, con orgullo y toneladas de
casta, ante un Mallorca presionado por las circunstancias. Quemó el
cuero en las botas de Farinós y Pereyra, se perdieron opciones con
balones largos de Ramis o Niño y el grupo soriano se sintió cómodo
y dominador. Un error de Westerveld allanó el 0-1. El holandés
telegrafió su saque, comprometió a Arango y el balón se quedó a los
pies de Tevenet. Éste abrió el tarro de las esencias para
sorprender a Westerveld, que todavía no había regresado a su
puerta, con una vaselina desde 40 metros (min. 20). El gol hundió
al grupo balear en sus miserias.
El Mallorca salió de los vestuarios con más empaque y a los
cinco minutos Delibasic envió al poste un mano a mano con Juanma.
Entonces, cuando el Mallorca más pisaba el área rival, el Numancia
puso tierra de por medio con un golazo. Juan Carlos Moreno conectó
su diestra desde 35 metros y lanzó un misil que, tras pegar en el
larguero, botó dentro (min. 55). Con el fango por las rodillas, el
Mallorca resurgió de sus cenizas en siete minutos de pasión.
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