Romeo y Luis García, abatidos mientras los jugadores del Betis celebran un gol. Foto: ALEJANDRO RUESGA

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Es probable que el Betis de ayer fuera rancio, casi pretérito, pero ganó como se ha hecho toda la vida. Con un gran extremo y un notable delantero centro. Sin más. Eso tan simple le bastó para atizarle al Mallorca, que sigue a lo suyo, que es encajar bofetada tras bofetada. Por más que lleguen jugadores de Hamburgo o Turín, por más que Cúper sea el inquilino del banquillo. Joaquín y Edú se asociaron para dejar a los baleares en cueros y enredados en una madeja de la que son incapaces de salir. Y la primera vuelta ya se ha consumido (2-0).

El Betis tuvo la gobierno de la cita desde el inicio, pero eso convirtió el arranque en un tostón. El partido fue más plano que un folio porque la pelota circulaba siempre por los pies de Cañas y Arzu, dos hombres de músculo. El equipo de Serra Ferrer logró meter al Mallorca muy atrás y ese exceso de timidez dejó a Varela y a Joaquín campando a sus anchas por la derecha. Desde ahí creció el mejor Betis, que tardó en aparecer pero que hizo mucho daño cuando emergió. Hasta el minuto 26 no había pasado nada de nada, apenas un tiro blando de Luis García que encontró acomodo en los guantes de Doblas.

Pero a partir de entonces, los andaluces estallaron; primero con una arrancada de Joaquín que Fernando completó con un derechazo que se estrelló en el larguero; luego con el gol, que tuvo el mismo origen. Arreón de Joaquín por la derecha y plácido remate de Edú libre de marca en el segundo palo (minuto 28). De manual. Eso desmontó gran parte de las teorías del Mallorca, que se vio obligado a cambiar de argumento. Apremiado por su déficit, el conjunto de Cúper se lanzó abiertamente a por el empate, pero estuvo muy cerca de recibir otro bofetón, luego de una zancada de Edú que Joaquín acabó con un tiro alto (minuto 31).

En cinco minutos el Betis había dejado al aire todo el dispositivo defensivo del Mallorca, del que empezó a haber noticias en ataque gracias a dos lanzamientos consecutivos de Jorge López que repelió Doblas (minuto 33). Pero el intercambio de golpes parecía favorecer a los béticos, que volvieron a mirar a los ojos de Moyà tras un remate escorado de Oliveira (minuto 36). El partido se había convertido en un choque de ida y vuelta, precisamente, lo que ni Cúper ni Serra Ferrer deseaban. Por eso el Betis trató de anestesiar el encuentro hasta el descanso, mientras el Mallorca seguía sin dar con la fórmula. Romeo no había tocado ni un balón y Luis García siempre estaba de espaldas a Doblas, por lo que la única luz la aportó Jorge López en un par de carreras verticales que nunca encontraron la dirección.

El segundo acto amaneció como el primero, con una vertical de Joaquín desde la derecha y un remate de cabeza de Fernando ganándole la acción a Cortés (minuto 51). Era como si el mediocampista andaluz no se hubiera marchado al vestuario, como si hubiera seguido lanzando carreras en el descanso. La banda izquierda era un chollo para el Betis, que insistió por esa orilla ante la debilidad de Arango y los problemas de Poli. Tal vez por eso Cúper metió sobre la arena a Tuni, en un intento por limitar la presencia de Joaquín, que empezaría a tener algunas preocupaciones defensivas con el de Sóller sobre el terreno de juego. Precisamente en un envío del mallorquín pudo empatar Jorge López, tras un balón que no logró atrapar Doblas.

El disparo del riojano se estrelló en el lateral de la red (minuto 67). A renglón seguido el propio Tuni largó un zurdazo que Doblas escupió. Eran los mejores momentos del Mallorca, que empezaba a llamar a la puerta. Romeo se acercó tras un escorzo forzado (minuto 72) y el Betis empezó a recular. Tuni agotó toda la munición tras una arrancada de Arango (minuto 82) y poco después el Betis marcó el segundo. Otro servicio desde la derecha de Joaquín y el remate de Edú en el segundo palo (minuto 86). El nuevo Mallorca seguía con las viejas costumbres.