Después de 8.956 kilómetros de aventuras, averías, penalizaciones,
tensión y mucha adrenalina derrochada a lo largo y ancho del
recorrido que une Barcelona y Dakar, Toni Manresa volvió a pisar
suelo mallorquín con un mayor número de experiencias y sensaciones
en su equipaje y algún kilo menos. En la misma terminal de Son Sant
Joan le esperaban familiares y amigos, aunque los primeros en poder
abrazarle fueron sus hijos pequeños, Pau y Albert, quienes no
dudaron en lanzarse sobre su padre, a quien hacía semanas que no
veían en persona.
También acudieron a la instalación aeroportuaria el director
general d'Esports del Govern, Pepote Ballester, y en nombre del
Ajuntament de Santanyí hicieron acto de presencia Joan Serra y Lluc
Verger. Todos ellos reafirmaron su apoyo a Manresa y el equipo
Pro-Motor, que por segunda edición consecutiva se ha convertido en
el mejor en la categoría de camiones, aunque el Barcelona-Dakar
2005 les ha servido para escalar una plaza en la general.
El duodécimo lugar sabe a victoria para Manresa, quien no dudó
en afirmar que esta edición «ha sido muy accidentada. Muchas
imágenes no han llegado al gran público. He visto caer a un
barranco a un camión y a compañeros pasarlo muy mal, pero uno sabe
a lo que va a esta prueba. Insisto, ha sido un año duro, pero el
próximo lo será más, no sé por qué, pero es lo que quieren los
organizadores. De hecho, en camiones hemos llegado a Dakar menos de
la mitad de los que salimos», explicó el de Calonge.
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