Presentó el Albacete un esquema desinhibido. Propuso un juego
aseado que le dio el dominio de la situación durante mucho rato y
que comenzó a bajar los decibelios de Son Moix. Con De los Santos
más ocupado en las rupturas que en la imaginación, el Mallorca
perdió una oportunidad para acercarse a su rival. Dejó las cosas en
manos de Ballesteros o en los saques largos de Moyà y eso le hizo
respirar a su rival.
Le costó al Mallorca entrar en el partido. El Albacete le apretó
en los primeros minutos y le asustó con la zurda de Mark González y
la velocidad de Pacheco. Llovieron las acciones del mediapunta
uruguayo, un tipo al que Cúper infrautilizó en el Inter. Pacheco
pidió turno desde el comienzo. La primera parte llevó su impronta.
En corto y en largo puso en marcha a sus compañeros y cada balón
que pasó por su diestra se convirtió en amenaza para el rival y en
bendición para el compañero.
No tardó Pacheco en llamar a la puerta del partido. El uruguayo,
que le amargó la tarde a su paisano de De los Santos, repartió las
cartas con criterio. A los cinco minutos, Francisco recibió un
balón de gol, pero vio tan cerca a Moyà que se le bajó la persiana.
El Mallorca respondió a la afrenta con más corazón que sentido, con
más pulmón que técnica. Con Arango a miles de kilómetros de De los
Santos, Luis García y Okubo estáticos, el Mallorca recurrió al
pelotazo sin sentido desde su defensa. Toda una invitación al
lucimiento de Rubén y Buades.
Con esta oscuridad ofensiva, la luz se encendió en las orillas.
Primero con una rosca de Tuni que no encontró respuesta. Y,
después, con un chut de Campano que Valbuena despejó. Ahí murió el
bagaje indígena en la primera parte... Enfrente, el Albacete cocinó
el primer gol a fuego lento. Francisco, Jaime y Pacheco probaron
los reflejos de Moyà en los minutos previos al tanto, que inició
Pacheco. El charrúa recuperó el balón, condujo ante la apatía
general y miró a la derecha. Redondo sacó a paseo su diestra para
colgar un balón al segundo palo que Mark González rentabilizó con
un empalme de zurda (min. 27). Ballesteros respondió con dos
cabezazos tras dos córners y Turienzo señaló los vestuarios.
O el discurso de Cúper caló en el grupo o los ánimos de José
González confundieron a los suyos. Si no, no se explica la mutación
que sufrió el partido. El Mallorca salió con una velocidad más y el
Albacete bajó los brazos. Con Cortés en la ducha, Campano en el
lateral y Jorge López en la arena, el Mallorca vivió sus mejores
minutos. Se alió con la pelota y fue creciendo poco a poco hasta
alcanzar el empate. Tuni recogió un balón suelto, tras un testarazo
de Ballesteros, metió el pie y Buades desvió lo suficiente para
despistar a Valbuena y provocar el 1-1 (min. 52).
El Albacete acusó el mazazo, se enredó en la incomprensión y
agrandó al Mallorca. Llovieron las ocasiones. Ahora un empalme de
Arango que despejó Valbuena; después otro cabezazo de Ballesteros
y, la más clara, un remate a bocajarro y sin portero de Luis García
que, incomprensiblemente, se estrelló en la publicidad estática. En
el minuto 70, Tuni enseñó el camino de la victoria.
El solleric, que dio una exhibición, se tiró ante Oscar Montiel
en el área y Turienzo picó el anzuelo y señaló la cal. Luis García
no perdonó desde los once metros (min. 71). El Mallorca aguantó el
asedio, Turienzo no vio un agarrón de Iuliano a Mikel y Petete
Correa regresó a la arena después de nueve meses en la celda de
castigo. El resto fue impotencia para el Albacete y prudencia para
el Mallorca. Al final, el grupo de Héctor Cúper levantó los brazos
y el de José González bajó la cabeza. Ahora toca el Barça.
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