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El 5 de febrero de 1981, en un pequeño pueblo de apenas 1.500 habitantes llamado Nkon, Samuel Etoo Fils veía la luz por primera vez. A miles de kilómetros de allí, mientras su madre, pescadera de profesión, nutría al pequeño Sami de sus primeros alimentos, una familia asturiana se preparaba en el paritorio. Apenas unas horas más tarde, en un hospital de Oviedo, nacía Luis García Fernández. Esta noche, 24 años y dos semanas después, Samuel Etoo y Luis García se cruzan sobre el césped del Camp Nou. Ambos «nueves» comparten capítulos, vidas paralelas.

Al margen de la casualidad natal, de haber nacido con unas horas de diferencia, hay más puntos de unión en sus trayectorias. Los dos se formaron en el Real Madrid, incluso llegaron a coincidir algunas semanas antes de que Samuel se marchara cedido al Espanyol en el invierno de 1998, y fueron engullidos por la política de Florentino Pérez y su estribillo de Zidanes y Pavones. Entonces, ante el cerrojo del vestuario blanco, optaron por hacer las maletas y emigrar. Samuel se marchó primero a Leganes y Espanyol antes de empujar al Mallorca a la cumbre de su historia. Luis lo hizo al Real Murcia.

Con minutos y confianza explotaron su talento goleador. El pasado verano, el Mallorca recurrió al asturiano para cubrir el vacío que supuso el traspaso del camerunés al Fútbol Club Barcelona. Y, de momento, los números que presenta Luis García a estas alturas de campeonato (9 goles) superan los mejores registros de Etoo en sus cuatro campañas y media en la Isla. El camerunés jamás alcanzó ese botín. La pasada campaña, la mejor vestido de rojo, cruzó esta jornada con un gol menos (8), aunque en la recta final explotó con nueve goles en el último tercio de campeonato.