Iuliano y Romeo, visiblemente abatidos, abandonan el campo. Foto: MONSERRAT

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El Mallorca se instala en el drama. El grupo de Cúper arrancó el partido oliendo a recuperación, con una hinchada entregada, un rival en crisis y la salvación en el horizonte. Para redondear la jornada, con la derrota del Albacete en Montjuic recorriendo cualquier rincón del estadio, Luis García abrió el candado a los cinco minutos de la reanudación. La tarde invitaba a la fiesta... hasta que Héctor Cúper y Bernd Schuster movieron pieza. El técnico argentino cambió las bandas y el Mallorca perdió el equilibrio. El alemán apostó por llenar de munición su ataque y el Levante se despertó. Toda una declaraciones de intenciones que propició los goles de Sergio García y Jofre, la desbandada general de la grada y una derrota inesperada que deja al Mallorca en una situación crítica y con la supervivencia a merced del destino (1-2).

El Mallorca arrancó con timidez, sin la ambición de duelos precedentes. Intentó el grupo de Cúper jugar en campo contrario, domesticar el balón y hurtárselo al Levante en un primer acto de fútbol rocoso y peleón. Las huestes de Schuster perdieron de vista la pelota, se dejaron dominar, tiraron la línea defensiva muy atrás y se sintieron acorralados. Sin embargo, varias situaciones puntuales demolieron el aparentemente sólido edificio rojillo. La atosigante presión sobre De los Santos establecía un cortocircuito considerable y el Mallorca dejó todo el peso ofensivo en los pies de Tuni, una opción altamente recomendable, pero que precisaba acompañamiento. Sobre todo porque esolleric tuvo que multiplicarse para taponar los boquetes que las incursiones de Ettien producía cada vez que encaraba a Poli.

Pese a todo, el Mallorca cruzó el ecuador del primer tiempo con un par de ocasiones en su mochila. Primero, en un mano a mano de Romeo ante Mora que acabó con un chut con el exterior del argentino que se marchó a unos centímetros del poste. En la siguiente acción, Campano sacó a paseo su diestra con un disparo que probó los reflejos de Mora. Sin hacer nada del otro mundo, el Mallorca había logrado asustar a su rival. Fue un espejismo. El Levante, con Diego Camacho y Rivera en la sala de operaciones, tumbó a las orillas. Sobre todo en la izquierda, donde Jofre le sacó los colores a Ramis cada vez que quiso. La primera parte acabó con la grada arrojando chatarra sobre Puentes Leira por dos caídas de Romeo y Luis García en terreno enemigo y por descontar apenas cuarenta segundos cuando había alargado dos minutos... Un desastre. El Levante amagó en los primeros minutos del segundo tiempo, pero echó por la borda el sudor acumulado tras el gol de Luis García, una exhibición de pegada ante Mora tras recibir un buen servicio de Romeo (min. 55). Schuster ordenó adelantar su línea defensiva, intentó apretar más arriba y metió en la arena a Manchev. El Mallorca reculó, perdió el equilibrio y la fluidez tan deseadas por Cúper y el partido se abrió.