El tiempo ha sido el mejor aliado de Damià Seguí. En su regreso al
voleibol de élite, el patrocinador del Son Amar y progenitor del
equipo que ha redactado las páginas más gloriosas de este deporte
en nuestro país se propuso volver a ganar. Y así lo ha hecho.
Después de sufrir un revés inesperado hace justo un año, cuando
todo estaba preparado en Son Moix para alzar la Copa del Rey, y
apartados del título de liga en el penúltimo escalón, los
mallorquines hicieron una profunda reflexión para que el margen de
error fuera mínimo.
Vladimir Bogoevski y Damià Seguí fueron confeccionando paso a
paso una plantilla potente, capaz de asumir el reto de la triple
corona -Superliga, Copa del Rey y Copa CEV- en la vuelta de una
franquicia historia a la esfera continental. Ruette, Antiga, Gatin,
Cabrera.... Y una sólida base con Miguel Àngel Falasca, Juan Carlos
Vega, Luis Díaz, Alexis González y José Luis Moltó como exponente.
Esta parecía ser la receta ideal, la que debía servir para
resarcise.
En la competición doméstica, nadie a estas alturas está al nivel
del Son Amar. Paso a paso, la presencia en la Copa CEV se fue
cimentando. Marcó su terreno en un escenario siempre hostil para el
voleibol español, Rusia, y obtuvo su billete por méritos propios y
como invicto. Después, era cuestión de saber moverse para obtener
la sede. Así ha sido, y por ello, Son Moix debe ser una olla a
presión entre el sábado y el domingo para dar el segundo paso, tal
vez uno de los más complicados.
Damià Seguí se ha planteado esta cita como un desafío personal.
«Si la afición no responde, juro que lo dejo, incluso, el mismo
día. El sábado debe ser una gran fiesta, no quiero excusas que si
hemos perdido o ganado. Habrá espectáculo, así que la gente puede
venir con toda confianza», declaró a RNE el mecenas de un equipo
que destila aroma a campeón. «Les dije a mis jugadores tras vencer
en la final que habían jugado muy mal y que si el próximo fin de
semana lo hacían igual no ganaríamos la Copa de Europa», añadió
Seguí, quien aseguró que ese es su «estilo» de hacer las cosas. «En
España, hemos introducido un nuevo voleibol. Somos los únicos. En
Rusia ganamos desarrollando un voleibol potente pero anticuado, por
eso les eliminamos», subrayó.
El Somec Padova será su primer obstáculo hacia la única
asignatura pendiente que dejó Seguí en su anterior etapa. El Son
Amar lo tuvo cerca -disputó una final de la Recopa y conoció las
mieles de la Final Four de la Copa de Europa-, pero ahora, y en
casa se le presenta una dorada segunda oportunidad.
Casi no ha habido tiempo para las celebraciones. Jaume Matas
recibirá mañana al equipo, pero los festejos han sido los justos y
necesarios. La Final Four está a la vuelta de la esquina, pero la
Copa del Rey ha servido para que se vuelva a hablar del Son Amar.
Pero este logro se debe también a la labor de otros protagonistas
en la sombra, como Ricardo Ramos o Marcelo Méndez, el complemento a
Bogoevski en el banquillo del Palau d'Esports de Son Moix.
Pero por encima de todo, el desenlace de la Copa CEV
-Confederación Europea de Voleibol- debe suponer el reencuentro
definitivo del equipo con la afición que hace dos décadas
abarrotaba las gradas. Si los viejos tiempos no regresan, Seguí
volverá a hacer las maletas. Son Amar seguirá adelante, pero su
vinculación con el voleibol profesional puede pasar la historia...
Definitivamente. No sería justo, o al menos no lo merece el
esfuerzo personal y económico que el singular empresario ha
plasmado con la confección, quién sabe si es así, de un plantel de
leyenda. Ante el Padova se saldrá de dudas, y no debe haberlas.
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